• Paula Campos, ex Guía de Adolescencia
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El 28 de enero se celebró el Día Internacional de Protección de Datos, fecha que invita a la reflexión sobre la importancia de resguardar la información personal.

En muchos países se han iniciado campañas que buscan concientizar a la población de los riesgos que se corren al exponer información personal en redes sociales. Experimentos han demostrado que la cantidad de datos que uno expone permiten conocer detalles tan íntimos como historia clínica o datos sobre la salud, la orientación sexual, las creencias religiosas, las convicciones políticas.

No todos conocen los riesgos a los que se exponen. Por ejemplo, pueden utilizarse para crear cuentas falsas, realizar estafas o engaños informáticos, o afectar profundamente la imagen pública y privada del damnificado y su entorno.

En ese contexto, el Consejo para la Transparencia (CPLT) está promoviendo la campaña #CuidaTusDatos, que contempla la viralización de un video basado en un experimento social. En él, se puede vislumbrar cómo la constante entrega de información que se realiza a través de las redes sociales deja a las personas vulnerables ante estafas, engaños y otros delitos.

Si bien el material audiovisual no exhibe casos de adolescentes, es sabido que son una de las poblaciones más vulnerables en Internet. Años anteriores, la Policía de Investigaciones impulsó una campaña para promover el autocuidado.

En las imágenes que se mostraban en ese material, se veía como un adulto podía hacerse pasar por un niño, y concretar una cita que después (engaños de por medio) terminaba en una violación.

Si bien la interacción social en redes genera identidad y presencia, también es cierto que toda actividad que una persona hace en Internet deja “huellas”. Es ahí donde hay que poner el foco de atención: es necesario que los adolescentes y la población en general entiendan que lo que se publica en Internet publicado está, y que los alcances de su circulación quedan fuera de control.

Formas de control

La más básica forma de prevención es configurar las herramientas de privacidad de nuestras cuentas. Así, dejar en privado o solo para que un grupo selecto de personas pueda acceder a nuestro contenido, es una buena forma para evitar pasar malos ratos en la web.

Otro, al que apunta la campaña del Consejo para la Transparencia, es a lograr que en Chile se legisle sobre la materia. La actual normativa que es de 1999 no contempla la masificación de información a través de redes sociales, por lo tanto, en ese campo, todo está permitido.