A fines de 1839, Robert Cornelius, un hombre de 30 años que atendía un negocio de iluminación a gas de propiedad de su familia en Filadelfia, Estados Unidos, se encontraba solo en el patio del lugar. Frente a él había una cámara fotográfica improvisada, con el lente fabricado a partir de unos lentes gemelos de ópera.

Una vez que Cornelius estimó que la luz del día era suficiente para exponer la placa de metal cuidadosamente preparada dentro de la cámara, decidió tomarse una fotografía, aunque para ello tuvo que permanecer inmóvil y mirar hacia delante durante 10 a 15 minutos.

Rpbert Cornelius y la fotografía que se tomó a sí mismo en Filadelfia en 1839, considerada la primera selfie de la historia.

El retrato que Robert Cornelius se tomó a sí mismo, un daguerrotipo donde aparece con el cuello de la camisa levantado y el pelo despeinado, se considera el retrato fotográfico más antiguo que se conserva en el mundo. Y los historiadores de fotografía bromean asegurando que se trató de la primera selfie de la historia.

Unos meses antes de que Cornelius se hiciera su famoso autorretrato en 1839, Louis JM Daguerre anunció su invención del proceso del daguerrotipo en Francia y publicó la fórmula. Un amigo y colaborador de Cornelius, el científico Paul Beck Goddard, pronto alteró la fórmula de Daguerre para tratar las placas de las cámaras combinando bromo con yodo (Daguerre utilizó solo yodo).

Robert Cornelius, autor de la primera selfie de la historia, poco más tarde montaría el primer estudio de retratos fotográficos de Filadelfia y tuvo un gran éxito. Sus retratos llegaron a ser tan apreciados que, según se dice, el propio Louis Daguerre envió daguerrotipos desde Francia a cambio del trabajo del norteamericano.