El escritor y periodista italiano Italo Calvino (1923-1985), autor de novelas como “El Barón Rampante” y “Las Ciudades Invisibles”, era considerado un tipo inteligente, brusco e irónico, aunque algo tímido y de pocas palabras.

Según sus biógrafos, la timidez y la costumbre del silencio le venía de sus antepasados, quizá por un reflejo defensivo con relación a un padre y una madre autoritarios. El mismo Calvino había escrito que la palabra a veces se transformaba en una entidad hinchada, blanda y algo repulsiva, postulando que cualquier tipo de comunicación debía perseguir el modelo de la máxima economía y precisión.

Italo Calvino y Jorge Luis Borges.

En la primavera de 1984 Ítalo Calvino se encontraba en Sevilla, España, con su mujer, Chichita, argentina de nacimiento. Ambos fueron a un hotel de la ciudad, donde se encontraba el famoso escritor argentino Jorge Luis Borges, quien se encontraba completamente ciego desde hace años y estaba reunido allí con un grupo de amigos. Calvino, por cierto, admiraba a Borges, en quien reconocía “una idea de la literatura como mundo construido y gobernado por el intelecto”.

Mientras Chichita conversaba amablemente con Jorge Luis Borges, Italo Calvino se mantuvo callado y apartado, tanto que a ella le pareció oportuno aclararle a su compatriota: “Borges, Italo también vino…”.

Apoyado en su bastón, el ciego y genial Jorge Luis Borges, uno de los mejores escritores en lengua castellana del siglo XX, levantó el mentón y dijo tranquilamente: “Lo reconocí por su silencio”.