La estremecedora imagen de un soldado aliado compartiendo un chocolate con sobreviviente del Holocausto

En el campo de concentración de Nordhausen, se vivió una emotiva historia a fines de la Segunda Guerra Mundial.

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El campo de concentración de Dora-Mittelbau, también conocido como Dora-Nordhausen o Nordhausen, fue establecido por la Alemania Nazi al borde sur de las montañas Harz, al norte del pueblo de Nordhausen, albergando a miles de prisioneros judíos que trabajaban en canteras de piedra y en proyectos de construcción, fábricas de municiones, la producción de amoníaco y otros proyectos relacionados con el desarrollo y la producción de armas.

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A principios de abril de 1945, ante el avance incontenible de las tropas aliadas, los nazis comenzaron a evacuar a los prisioneros de Nordhausen. La mayoría de ellos fueron enviados a Bergen-Belsen, en el norte de Alemania, muriendo en el trayecto durante las llamadas “marchas de la muerte”.

Cuando las fuerzas estadounidenses finalmente liberaron el campo de Nordhausen en abril de 1945, en el campo quedaban sólo unos pocos prisioneros. Se cuenta que un soldado estadounidense llamado Lee Davis encontró a un prisionero del campo tan delgado que parecía un esqueleto viviente.

El hombre estaba recostado al borde de una barraca, no podía levantar la cabeza y sólo parpadeaba, apenas con un hálito de vida. Davis se arrodilló para ponerse a su altura, partió un trozo de su ración de chocolate y se lo metió suavemente en la boca.

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El prisionero, al sentir el sabor del chocolate en su boca, rompió en un incontenible llanto, incapaz de masticar, pero aferrándose al alimento como si fuera una gema preciosa. “No había hablado en semanas”, relataría después otro soldado, “pero susurró ‘gracias’, en inglés”.

El soldado Davis permaneció cerca de él toda la noche. El prisionero finalmente sobrevivió y durante años le escribió a Davis, el joven recluta norteamericano que le había dado dado un trozo de chocolate cuando él estaba a punto de morir de inanición, llamándolo “el hombre que devolvió el sabor al mundo”.

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