“La Ración de hierro”: La escuálida dieta de los soldados alemanes durante la Segunda Guerra Mundial
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Durante las campañas más importantes y cruciales de la Segunda Guerra Mundial, la ración diaria (“Portionsatz”) del soldado alemán se dividía en tres ingestas de alimentos. La primera consistía en un desayuno más bien frugal, pues la comida más importante era la que se hacía pasado el mediodía, cuando los soldados ingerían la mitad de calorías de todo el día. Ya en la tarde, cuando caía el crepúsculo, los soldados tomaban una cena ligera -bastante parecida al desayuno- que les permitía resistir hasta la mañana siguiente.
En estricto rigor, el desayuno del landser alemán consistía en un trozo de pan, mantequilla o margarina, mermelada y algo de embutido, todo ello acompañado de un “café de imitación” hecho a base de nueces o bellotas. A medio día, a los soldados se les servía pan de centeno, carne de todo tipo, harina de soja, pescado, frutas y verduras frescas (cuando los cocineros tenían acceso a ellas), patatas, legumbres, pudin en polvo y leche condensada. Esta comida, por cierto, solía ser caliente y se convertía en estofados la mayoría de las veces. La cena, finalmente, como ya se mencionó, era casi similar al desayuno.
En las fases finales de la Segunda Guerra Mundial, los alemanes se percataron de lo balanceada que era la comida de los soldados americanos, por lo que la Wehrmacht introdujo en la alimentación de sus tropas fruta, chocolate y caramelos, pues descubrieron que el azúcar era un gran estimulante frente a las situaciones de riesgo y estrés que sufrían los soldados.
La Wehrmacht, por lo general, asignaba una porción diferente de alimentos según al trabajo específico que desempeñaba cada combatiente, privilegiando a nivel alimenticio a los efectivos que se encontraban en la primera línea de fuego.
De ese modo, la ‘Ración 1′ o ‘Verpflegungssatz 1′, la que más cantidad de alimentos contenía, estaba destinada a los militares de las primeras líneas, mientras que la ‘Verpflegungssatz 2′ se entregaba a las unidades de ocupación y comunicaciones. La ración 3 o ‘Verpflegungssatz 3′, en tanto, estaba destinada a los militares asentados todavía en Alemania, mientras que la ‘Verpflegungssatz 4′ era para las enfermeras y aquellos que desempeñaban un trabajo de despacho.
El menú más completo de un soldado alemán, por lo general, tenía unos 987 gramos de peso y se componía de tres tipos de raciones, dependiendo de si eran Raciones de desplazamiento, Raciones de combate o Raciones de reserva en combate:
La Ración de desplazamiento consistía en 700 gramos de pan, 200 gramos de carne fría o queso, 60 gramos de galletas, 9 gramos de café (o 4 gramos de té), 10 gramos de azúcar y 6 cigarrillos. La Ración de combate, en tanto, consistía en 200 gramos de galletas, 200 gramos de carne enlatada, 150 gramos de vegetales enlatados, 25 gramos de café, 25 gramos de azúcar, una barra de chocolate o barra de caramelos de fruta y 6 cigarrillos. Las Raciones de reserva en combate, finalmente, consistían en 200 gramos de galletas, 200 gramos de carne enlatada, 150 gramos de vegetales enlatados, 25 gramos de café y 25 gramos de azúcar.
No obstante lo anterior, durante las campañas más críticas y difíciles que emprendió la Wehrmacht, como la penosa y cruenta campaña de Rusia, los landser alemanes, además de soportar el mortífero y gélido frío del invierno ruso, debieron resignarse muchas veces a alimentarse con la llamada ‘Eiserne portion’ o ‘Raciones de hierro’, que consistía en un escuálido menú de 600 gramos que consistía en 250 gramos de ‘Zwieback’ o galletas saladas, 150 gramos de verduras en conserva y 200 gramos de ‘Fleischkonserve’ o carne envasada, que provenía de animales que podían ser desde cerdos hasta caballos.
El historiador militar Andrew Robertshaw comentó que las ‘Zwieback’ o galletas saladas o duras constituían la porción de hidratos de carbono de la ‘Ración de hierro”, venían envueltas en papel encerado y su contenido total equivalía a unas mil calorías.
“Esas galletas no caducaban nunca y duraban muchísimo, pero los alemanes decían que eran duras como placas de cemento. Los soldados, de hecho, solían introducirlas en agua para ablandarlas e hicieron multitud de bromas durante todas las campañas militares sobre ellas, afirmando que eran tan duras que podían detener el impacto de una bala disparada a quemarropa”.
Evidentemente, la cantidad y variedad de la comida contenida en las ‘Eiserne portion’ o ‘Raciones de hierro’ era insuficiente para que los soldados pudieran hacer frente a los grandes esfuerzos físicos que demandaban las campañas militares que emprendían. Por esta razón, no fueron escasos los casos de soldados que fueron arrestados por comer raciones extra fuera de tiempo, lo que les valió ser castigados severamente por sus oficiales de turno.
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