Napoleón: La gran lección que dio a sus oficiales al visitar la tumba de Federico II el Grande

Federico II fue el mayor referente militar y político que tuvo el Gran Corso.

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El 27 de octubre de 1806, el ejército francés comandado por Napoleón Bonaparte, después de imponerse en las batallas de Jena y Auerstädt, entró en Berlín. Este hecho histórico supuso la derrota total de Prusia, otro reino europeo más que caía ante el poderío del Gran Corso, que podía presumir de haber derrotado al que se suponía era el mejor ejército de Europa en tan sólo 19 días.
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Una vez en Berlín, ocurrió un hecho llamativo e inédito. Napoleón, al ver a sus generales y oficiales celebrar la victoria con cierta altanería, los llevó a Potsdam, a visitar el sarcófago de un rey prusiano. Una vez que estuvo frente a los restos del monarca germano, Napoleón exclamó: “Caballeros, quítense los sombreros, si él aún viviera, nosotros no estaríamos ahora aquí”.
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En ese momento los oficiales se enteraron que el monarca al que Napoleón I le rendía homenaje era nada menos que el rey Federico II El Grande (“Friedrich der Große”, en alemán), el mayor referente político y militar que tuvo el emperador francés durante su vida.

Federico II el Grande, monarca perteneciente a la Casa de Hohenzollern, convirtió en el siglo XVIII al reino de Prusia en una potencia militar, duplicando sus territorios. Y libró en persona innumerables batallas e implementó varias tácticas y maniobras militares innovadoras, que le granjearon fama de comandante experto e incluso genial. Su mayor triunfo lo obtuvo en Leuthen, en 1757, frente a un ejército francoaustríaco que doblaba al suyo en efectivos. Napoleón consideró esa batalla “una obra maestra de movimiento, maniobra y resolución”.

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