Uno de los magnicidios más famosos e impactantes de la historia del siglo XX se produjo el 22 de noviembre de 1963. Ese día, el 35° presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, fue asesinado a tiros en Dallas mientras circulaba en un automóvil descapotable junto a su esposa, Jacqueline, más conocida como Jackie. La primera dama lucía un llamativo vestido rosa de dos piezas que quedaría manchado con la sangre del carismático mandatario, luego que Jackie se recostara sobre el cuerpo de su marido inmediatamente después del tiroteo.

Tras el asesinato de JFK, Jackie Kennedy se negó a quitarse el vestido e, incluso, insistió en seguir usándolo para que sus asesinos “vieran lo que le habían hecho a Jack”. Jackie sería vista con el traje ensangrentado horas más tarde, cuando el vicepresidente Lyndon B. Johnson prestó juramento como nuevo presidente de la nación.

“De alguna manera, esa fue una de las vistas más conmovedoras: esa mujer inmaculada, exquisitamente vestida y cubierta de sangre”, recordaría Lady Bird Johnson, esposa de Lyndon Johnson.

Según la prensa norteamericana, Jackie Kennedy finalmente se quitó el vestido rosa sólo a la mañana siguiente, después de regresar a Washington D. C. Más tarde, su criada lo metió en una bolsa y se lo envió por correo a la madre de Jackie, Janet Lee Bouvier.

Aproximadamente seis meses después, el traje de dos piezas, todavía sin lavar, supuestamente fue enviado a la sede de los Archivos Nacionales con una nota sin firmar que decía escuetamente: “El traje y el bolso de Jackie usados el 22 de noviembre de 1963″.

El vestido manchado con sangre que Jackie usó durante el asesinato del presidente John Kennedy jamás sería lavado y hoy, más de 60 años más tarde, permanece celosamente almacenado en una bóveda especial con clima controlado -sin ventanas y libre de ácidos- en las afueras de Washington, D. C., dentro del complejo de la Administración Nacional de Archivos y Registros en Maryland, bajo estrictas instrucciones de la familia Kennedy de que no será visto por el público hasta, al menos, el año 2103.

Según comentó el archivero Steven Tilley, una de las pocas personas que ha visto el vestido ensangrentado de Jackie Kennedy, el traje rosa “parece nuevo, excepto por la sangre”.