En la esperada secuela de la película “Gladiador”, dirigida por Ridley Scott y ambientada en los tiempos de Caracalla y Geta, hermanos emperadores descendientes de la dinastía de los Severos y quienes cogobernaron Roma entre los años 209-11 d.C., aparece un astuto e intrigante personaje que aspira también a ser coronado emperador llamado Macrino, interpretado por el siempre sólido actor afroamericano Denzel Washington.

Si bien algunos jamás habían oído hablar de un emperador romano llamado Macrino y otros opinaron que era una excesiva licencia artística imaginarse a un emperador romano de raza negra, lo cierto es que sí existió en la historia de Roma un emperador de origen africano: Marco Opelio Macrino, quien gobernó Roma entre abril del año 217 y junio de 218 tras participar -y quizás organizar- una conspiración para destronar y asesinar a uno de los emperadores con peor fama de la historia romana: Caracalla.

Macrino nació en el año 164 en Cesarea, ciudad costera de la provincia de Mauritania (actual Argelia). Era hijo de un noble local de origen amazigh (bereber), lo que le permitió entrar a formar parte de la guardia pretoriana y llegar a ser asesor personal del prefecto del pretorio durante el gobierno de Septimio Severo.

Se desconoce la ascendencia de su madre, pero se cree que probablemente fue una mujer de origen romano perteneciente a la orden ecuestre, ya que consiguió ascender fácilmente en la escala social romana, hasta ocupar el puesto de prefecto del pretorio bajo el emperador Caracalla, cargo en el cual era responsable de la seguridad personal del emperador y de la supervisión de la guardia pretoriana, lo que le daba acceso directo al poder y a las decisiones gubernamentales importantes.

Busto del emperador Macrino.

El historiador Dion Casio escribió: “Macrino era moro de nacimiento, de Cesárea, e hijo de padres del más oscuro origen, por lo que se asemejaba muy apropiadamente al asno que había sido conducido hasta el palacio por el espíritu; en particular, una de sus orejas había sido perforada según la costumbre seguida por la mayoría de los moros. Sin embargo, su integridad cubrió incluso todo esto”.

En el año 217 Macrino participó en un complot para derrocar al emperador Caracalla. Tres días después de la muerte del gobernante, Macrino fue proclamado por los soldados como emperador, lo que planteó un gran problema debido a que el Senado en Roma tenía su propio candidato para el cargo y Macrino no pertenecía a una familia romana antigua y tampoco provenía de la clase senatorial, sino del orden ecuestre.

Para ganar popularidad, Macrino intentó revertir algunas de las políticas impopulares de Caracalla, prometiendo un gobierno inspirado en los ideales de Marco Aurelio, considerado uno de los mejores emperadores de Roma.

Intentó sanear la economía y terminó la guerra contra los partos por el control de Armenia, que había empezado su predecesor, pagándole a los partos la suma de 200 millones de sextercios que fueron financiados por recortes en el sueldo de los legionarios. Esto cambió la actitud de las tropas hacia él y le hizo perder el apoyo de la única fuerza que lo mantenía en el poder.

La situación empeoró cuando apareció en escena Julia Mesa, tía del difunto Caracalla, y presentó a su nieto de 14 años Sexto Vario Avito Basiano – el futuro emperador Heliogábalo – como heredero legítimo del emperador asesinado. En mayo de 218, la Legión III Gallica proclamó emperador a Basiano.

Macrino decidió enfrentarse a él con sus tropas y los dos ejércitos se encontraron en Siria el 8 de junio de 218 en la batalla de Antioquía. Macrino resultaría derrotado luego que gran parte de sus tropas, descontentas y mal pagadas, desertaran al bando enemigo.

Macrino se afeitó la barba para no ser reconocido y huyó del campo de batalla, pero sería capturado en Calcedonia, cuando estaba a la espera de abordar un barco que lo debía transportar al otro lado del Bósforo. Su hijo Diadumeniano, heredero al trono, fue hecho preso en Siria. Macrino finalmente sería ejecutado en Archelais como usurpador.

La Caída de Macrino había sido predicha por una serie de presagios. El historiador Dion Casio escribió: “Macrino tampoco estaba destinado a vivir mucho tiempo; de hecho, se le había predicho. Porque una mula dio a luz a una mula en Roma y una cerda a un cerdito de cuatro orejas, dos lenguas y de dos metros y medio, ocurrió un gran terremoto, brotó sangre de una tubería y las abejas formaron un panal en el foro Boario”.

La importancia de Macrino en la historia de Roma radica en que durante su corto reinado de 14 meses fue el primer emperador que nunca pondría un pie en Roma como emperador, y sería el primero en nunca haber servido en el Senado, marcando una rareza en la historia romana y demostrando que el Imperio podía ser gobernado por alguien de un rango social más bajo. Su ascenso y caída, además, contribuyó al fin de la estabilidad relativa de la dinastía de los Severos, anunciando el caótico y desastroso reinado de Heliogábalo, uno de los más viles e ineptos emperadores romanos.