La exPresidenta siempre se consideró a sí misma como una gran convocadora de multitudes. Lo cierto es que los hechos que confirmarían su consideración se realizaron en sus períodos de gobierno, disponiendo todo el “aparato” estatal y partidario para tales eventos.

Hoy, desde el llano, la emprende en redes sociales, en particular TikTok, tratando de contrarrestar la presencia de los radicalizados millennials libertarios. ¿Resultará?

Medios de comunicación

 Sus intervenciones se realizan bajo la estética e imagen aceptada por un público entre adolescente y adulto tardío, cautivo de dicha red social. Hay, también, una cuidada elaboración de planos y secuencias para transmitir el mensaje que habitualmente es atacar algún aspecto de la gestión del Presidente Javier Milei.

En sus videos se muestra a sí misma, e incluso lo acentúa con palabras, como una señora mayor activa, “soy abuela”; “soy de otra época”; “antes no era así”. De hecho lo es. Su andar y aspecto es innegable que se ha debido adaptar al paso de los años, en febrero cumplió 70 años.

Cada presentación es para resaltar alguna actividad de la expresidente. Ocupar su despacho en el Instituto Patria, que es también su base de operaciones. Allí recibe a artistas, legisladores y otros personajes que siempre le dan pie para hilvanar alguna crítica sobre un tema puntual de la gestión Milei; costo de vida, aumentos de servicios y otros.

El tiempo pasa

En sus apariciones iniciales logró un gran número de visualizaciones. Quizás por la novedad, también porque sagazmente se anunció a su grey política que “Ella tenía un mensaje”, así, con mayúsculas invariablemente cuando se refieren a “Ella”. Luego, esa corriente de adhesión fue decayendo con picos puntuales en algunos temas inducidos por notas en medios de comunicación masiva que aluden a su TikTok.

El tiempo pasa. Ya no cuenta con el poder, aunque es referente pero sin la fuerza del “aparato partidario” de otrora. Incluso se alzan algunas voces dentro del peronismo cuestionando aspectos de su gestión o decisiones. Por ejemplo, su hijo, Máximo Kirchner, que ella erigió como sucesor natural, hoy es vapuleado por otros contendientes, relegándole a la mínima expresión política.

También, las causas judiciales representan inquietudes. El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia en cuanto a declarar a Irán como responsable del atentado mortal a la embajada de Israel en Buenos Aires, pega de lleno en su hasta ayer imperturbable desdén. Es que la expresidente es una de las acusadas en una causa conexa: el acuerdo iraní-argentino para tratar de excusar a Irán de dicho acto criminal. Con la agravante de declararse delito de lesa humanidad a todo lo relacionado con el atentado.