Kia Optima 2011 a prueba
- Leonardo Mellado, ex Guía de Autos
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Puede que a esta altura resulte superfluo insistir en la importancia que tiene el diseño en un auto, porque ya debería ser obvio para todos, pero bueno, acá vamos otra vez con lo mismo: ¡cómo cambió el Kia Optima!
Porque seamos claros, el modelo que lo precedió en nuestro mercado nunca pudo salir del anonimato, sombreado por sus competidores y por su primo hermano, el Sonata; y más encima compitiendo en un segmento que tampoco es de grandes volúmenes en nuestro país.
Lo que ahora tenemos en frente con el Kia Optima es un auto guapo, fresco, de líneas fluidas y personalidad propia. Gracias a eso debería ser capaz de salir de las sombras y presentarse como una de las opciones más vivas en las mentes de los consumidores de este grupo.
Más específicamente, el Kia Optima muestra un frontal propio de caballeros, con la máscara leit motiv de los Kia de generación reciente, que sirve de punto de partida a líneas que se elevan suavamente para formar el parabrisas, un techo suavemente curvado y un maletero que remata de forma tan integrada al volumen del habitáculo, que el auto parece ser un coupé de cuatro puertas.
El costado está tenuemente subrayado por unas ligeras agallas que recuerdan a las vistas en autos de alcurnia, como el Jaguar XJ.
Abrimos las puertas del Kia Optima y las sensaciones del interior siguen siendo más que buenas: acabados buenos y sensación de calidad en el panel de instrumentos. El conjunto de instrumentos y consola central adopta una forma envolvente cóncava que se ve poco estos días de diseños bulbosos; su mayor gracia es que mejora la sensación de amplitud sin que necesariamente el habitáculo sea mayor.
Todos los mandos están muy a mano y ofrece una postura de conducción a la que no se puede reprochar nada. Eso en la zona delantera; atrás, el espacio es suficiente para albergar con comodidad dos pasajeros de altura considerable (con buenas cotas de altura y de espacio para las piernas), aunque alguno de baja estatura encuentre que la superficie vidriada es reducida. El tercero en discordia en esta área es admisible, aunque la pérdida de confort no es recomendable excepto en casos de necesidad.
El maletero sí que es mejorable. No es que salga perdiendo en la comparación con los principales competidores del segmento, pues sus 436 litros de capacidad lo sitúan dentro de la media. Lo problemático es una boca de carga que podría ser más ancha, para favorecer la introducción de objetos de grandes dimensiones, y unas terminaciones mejorables.
En conducción el Kia Optima no es un coche que emocione. Quizás cabría esperar más deportividad dada la fluidez casi deportiva de su carrocería, pero con sus 163 caballos se trata más bien de un sedán tranquilo, con potencia suficiente, pero sin márgenes.
El propulsor estira bien y sus bajos no presentan problemas en el tránsito urbano, pero cuando al Kia Optima se lo presiona, tarda más de lo supuesto en alcanzar buenas prestaciones. Además, sus niveles de ruido en tales circunstancias son elevados.
El cambio automático, a su vez, es algo lento, pero es cómodo y suave, por lo que los cambios de marchas no se dejan notar.
El Kia Optima no es un auto blando de suspensiones, sino que se ve bastante firme en cuanto a amortiguación y mostrando un comportamiento dinámico más europeo que estadounidense. Es confortable en carretera y en terrenos algo rotos y con buenos apoyos en zonas de curvas.
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