Roberto Gómez Bolaños, “Chespirito”, tuvo una vida bien sabida por todos: el hombre hizo una sociedad con su mujer Florinda Meza y saltó a la fama como brillante creador e intérprete de geniales personajes cómicos para los más chicos. Si pides grandes comediantes de habla hispana de tiempos que se han ido, dos saltan de inmediato: Chespirito y Cantinflas.

Ahora bien: cuando debutó en la piel de “El chavo del 8″ ¿no lo veías ya grande? ¿Un adulto hecho y derecho? Sí. Y es que lo era. Gómez Bolaños tenía ya cuarenta cuando hizo debutar a su tira más famosa. En pleno boom, todos conocían a su esposa, que encarnaba a Doña Florinda. Sin embargo, no todos saben que aquella pareja ni fue sencilla ni tenía demasiada antigüedad. Los dos se conocieron en el set, los primeros días de filmación. Luego pasaron los años… De vuelta, los dos no eran ningunos jovencitos…

En realidad, Chespirito llegó a las puertas de la popularidad con otra mujer, Graciela Fernández. Aunque parezca increíble, ese matrimonio duró 23 años y se sabe poco y nada de él, aunque el comediante jamás lo ocultó. Por algún motivo, Graciela nunca reclamó ni tuvo demasiada repercusión. Es necesario remarcar una idea: la inmensa mayoría de nosotros, no vio al Chavo ni al Chapulín Colorado en sus estrenos. Simplemente sucedió que las tiras fueron tan buenas que se siguieron realizando capítulos, y luego relanzándolos por años, por décadas. Esto significa que, si tienes una edad media, tú, lector, conociste a Chespirito muchos años más tarde de su boom en la farándula.

Bolaños y Fernández tuvieron seis hijos. Y allí Roberto se practicó una vasectomía que le impidió tener, luego, hijos con Florinda. En aquellos años, Chespirito era mujeriego y fue infiel muchas veces a Graciela. Una de esas infidelidades fue cometida con su compañera de elenco, Doña Florinda. Así es, actor y actriz comenzaron su romance antes de separarse él. Una vez, Florinda se defendió: “No soy una roba maridos. Todos sabían que su relación estaba muy mal y él tenía otros amoríos”.

Muchos años después, Chespirito lo explicó en su autobiografía “Sin querer queriendo”: “La relación con Graciela se había ido deteriorando paulatinamente. La esencia de Florinda me iba inundando cada vez más. El siguiente paso representaba un inevitable trauma, pues no es cualquier cosa la ruptura de una unión como la de Graciela conmigo, que a pesar de las incompatibilidades, había perdurado por más de dos décadas. En el proceso hay un fiscal que actúa de manera implacable: el sentimiento de culpa”.

Graciela falleció en 2013. La pareja con Florinda se consolidó en un matrimonio en 2004, casi treinta años después de nacido el amor. Según Florinda, ella nunca estuvo de acuerdo con las relaciones extramatrimoniales de su futuro esposo, pero las entendía dentro del marco de lo que significa la vida adulta.

Chespirito murió en 2014, a los 85 años. Florinda reflexionó años después, desde YouTube: “Quiero decirles que la vida últimamente para mí no ha sido fácil porque ya nada es igual. Desde que mi Robert se fue ya nada es igual”.