Bradley Cooper compartió unas fotos en familia con su ex e hizo saltar la olla a presión. Pero en seguida, todos bajaron los decibeles, simplemente la cuestión está ardiendo pero nada ha explotado ni saltado por ningún lado. Me llevo bien con mi ex¿ Cuál es el problema?

Hasta allí, medio artículo. Pero aún hay más. Sigamos con el ejemplo de la rusa Irina Shayk y el bomboncito Brad: para él puede estar todo perfecto; de hecho, quien podría quejarse de llevarse de perlas y seguir acariciando a una mujer como su mujer. La cuestión es: ¿qué opina su novia actual? Y allí sí que todo se pone patas para arriba: ¡para ella también está todo bien!

Huma Abedin no tiene problemas con esa dinámica de la familia de su novio Cooper y se lleva a la perfección con su… con la… con la ex de tu actual (vaya trabalenguas). Pero no son los únicos casos de demencia romántica. Vamos a más casos de gente que ha perdido la chaveta y no odia al resto del mundo tal como lo hacemos la mayoría.

Naomi Watts rompió con Liev Shereiber en 2016. Pero solo se trató de la ruptura de la pareja romántica, no de la familia. Ambos, con su hijas y sus nuevos novios se unieron para la graduación de su hija mayor y Naomi escribió debajo de la publicación en las redes: “Familia moderna”. La blonda acompañó la foto con un corazón y todos destacaron a las chicas y las dos parejas, es decir, seis personas felices.

¿Es el sueño de los psicoanalistas, no? Si piensas en JLO y Marc Anthony, andas bien rumbeados. Te damos más ejemplos: Drew Barrymore y Will Kopelman; Siena Miller y Tom Sturridge.

Nos quedamos con un último caso: la irreconocible Kate Beckinsale y Michael Sheen. Los dos están en parejas nuevas, hablan públicamente maravillas de su ex y sus nuevos no tienen drama al respecto.  ¿Es posible esto? Se ve que sí. Cuando uno es un ser evolucionado, se puede. Tips rápidos: odio, envidia y ego bobo, no pueden ser parte del plan.