Todo fue de ensueño como en un cuento de hadas… Al menos, de hadas a la americana. En el caserón de Ben Affleck en Georgia, una tradicional mansión estadounidense del estilo arquitectónico de la guerra civil, Jennifer López y el anfitrión tuvieron su boda, que da marco a su segunda etapa. Segundas partes nunca fueron buenas, reza el viejo adagio cinéfilo ¿Será esta la excepción?

JLO se presentó espectacular con vestido de Ralph Lauren. En blanco y con una bata de cola bien española, la cantante tuvo su aire flamenco para la ceremonia.

Ben optó por un smokin en blanco y negro sin demasiadas estridencias. El hombre quiso estar elegante y sobrio para la boda, lugar en el que debe lucirse la novia, como dice la tradición. Y vaya si Jen se lució.

La ceremonia duró tres días, incluyó fuegos de artifició y un altar montado sobre el césped en el que la pareja dio el sí.

Presentes: todos los hijos de Ben y JLo. Ausentes con aviso: no solo Marc Anthony, a quien muchos habían imaginado entre los espectadores, sino también Jennifer Garner (ex de Ben). La ausencia más notoria, sin embargo, no fueron las exparejas sino Casey Affleck, quien esgrimió problemas personales para su no-concurrencia.

¿Estuvieron George Clooney, Jane Fonda, Renée Zellweger y Jimmy Kimmel, todos invitados a la boda? La prensa no pudo probar su presencia, al menos no desde el aire, donde siguió la ceremonia por teleobjetivos. Quien sí estuvo fue Matt Damon, un infaltable del séquito Affleck.