Para aquellos que romantizan la juventud y reculan de la adultez, Sharon Stone podría ser un buen contrajemplo. Superada una dificilísima niñez, la actriz llegó a la cima de popularidad y fama en la juventud, que bien cambiaría una y mil veces por la relajada placidez de los 60 que atraviesa.

Sharon y su hermana Kelly sufrieron abusos por parte de su abuelo. En conversación con The New Yorker narró cómo durante una sesión de terapia, décadas después, comenzó a gritar y llorar, al recordar aquello que había permanecido a la sombra de la represión durante tanto tiempo.

Aquello tuvo un momento crucial durante el funeral del hombre, que falleció cuando ella tenía 14 años. Sharon se alegró de que su abuelo fuera simplemente un cadaver, porque ya no podría volver a hacer “daño nunca más”. Aquel recuerdo puede leerse en la autobiografía de la actriz de “Bajos Instintos”, The Beauty Of Living Twice.

Como tantas otras historia en Hollywood, la de Stone no es más que otra historia de resiliencia: ante la crueldad de su infancia la joven que llegó a probar suerte al cine tenía dos posibilidades, entregarse a su destino o rebelarse a él. Sharon se propuso llegar a ser famosa y millonaria. Y lo logró.

La desgracia seguía cerca sus pasos: su tío Gene fue descubierto muerto y congelado cuando ella salía apenas de la adolescencia y hasta un rayó cayó sobre la diva. Sí, un rayo. Sharon quedó con mucha electricidad en su cuerpo y problemas valvulares. Pero también sobrevivió.

Fue en los años de “Bajos Instintos” cuando sufrió los primeros síntomas de un terrible ACV que casi terminaría con su vida en 2001. “Se dieron cuenta de que mi arteria vertebral se rompió, y pendía de un hilo”. Sharon salió el quirófano con un 1% de posibilidades de sobrevivir. pero también lo hizo.

En el medio ocurrió de todo: lo más leve y famoso, Sharon filmó la escena erótica más famosa de la historia del cine siendo engañada por el director Paul Verhoven, que le explicó que por cuestiones técnicas nada de su intimidad se vería en cámara en el famoso cruce de piernas; en esos tiempos hizo varios de sus desnudos para Playboy; lo más duro, hace poco: perdió a su sobrino de 11 meses y meses después al padre de éste, su hermano menor.

Por allí, mezclado en la linealidad cronológica, cedió la tenencia de sus hijos, niños adoptados por la imposibilidad de procrear. Ah, porque Sharon, ademas, tiene una enfermedad autoninmune desde la juventud. Todo a una sólo persona, ¿puedes creerlo? Pero ella sigue y sigue aportando nuevas y hermosas páginas a su increíble historia de vida.