“Frances Farmer will have her revenge on Seattle”, reza una canción de Nirvana publicada en 1993. La música ha tomado el nombre de grandes divas del cine para inspirarse, tal como hizo Mika y su hit “Grace Kelly” o Kim Carnes con “Bette Davis Eyes”. Lejos de compartir el mismo nivel de fama, vale preguntarse quién fue Frances Farmer y por qué desearía vengarse.

Un recorrido por las primeras apariciones de Farmer en los medios da cuenta de su destino: ir contra la corriente. Nacida en Seattle, Estados Unidos, en 1913, tenía 18 años cuando ganó un concurso por un ensayo literario titulado “Dios muere”, inspirado en la obra de Friedrich Nietzsche.

Interesada por el teatro, en 1935 la suerte estuvo otra vez de su lado. La polémica también. Obtuvo como premio un viaje a la Unión Soviética y viajó pese a la oposición de su madre. En Moscú estudió teatro con el célebre Konstantín Stanislavski.

No hizo falta más para ganarse el título de “chica mala”. Eran los años ’30 y Frances Farmer era presentada al mundo como todo lo que no se podía ser: una mujer agnóstica y comunista. Quizás ni siquiera fuera cierto. Ella misma declaró que no era comunista, sino que estaba interesada en el teatro ruso.

Cuando volvió de Moscú, pese a su interés por el teatro, firmó un contrato con la Paramount y trabajó con grandes intérpretes de la época. Su talento y belleza la convirtieron pronto en una estrella de Hollywood. En 1936 filmó la que sería su película más famosa: “Come and Get it”, bajo la dirección de Howard Hawks y William Wilder.

Frances Farmer en “Come and Get It” (1936)

Solo entre 1936 y 1941 rodó 13 películas, llegando a estrenar cuatro películas en un mismo año. Este ritmo de trabajo la condujo a hacerse adicta a las anfetaminas. Sin noción del peligro que implicaban, estas pastillas eran comunes entre las actrices para mantenerse delgadas. A esto pronto se sumó el alcohol, para un cóctel que sería apenas el principio de su desgracia.

En 1942 fue detenida por conducir en estado de ebriedad y le otorgaron libertad condicional. Pero a los pocos meses, durante el rodaje de una película, un estilista la denunció por agresión y la detuvieron. En la corte, otra vez el escándalo, tras admitir su alcoholismo: “Puse licor en mi leche, en mi café y en mi jugo de naranja”. Luego de estas declaraciones, agredió al juez y a los policías, y fue sacada del lugar a la fuerza.

Una de las imágenes de Frances Farmer siendo retirada a la fuerza del tribunal.

Durante ese episodio gritó: “¡¿Alguna vez te rompieron el corazón?!”. Su romance trunco con un actor casado que se negó a divorciarse para estar con ella habría sido otra de las razones que hundieron a Farmer.

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Tras el incidente en el tribunal, la actriz fue ingresada en el sector psiquiátrico del Hospital General de Los Ángeles, diagnosticada con psicosis maníaco-depresiva. Más tarde se indicó que padecía esquizofrenia paranoica. Le aplicaron terapia de electroshock e inyecciones de insulina, hasta que nueve meses después escapó del lugar.

En los años siguientes, la historia de Frances Farmer no cambió. Una y otra vez fue internada en instituciones psiquiátricas y ni siquiera su familia la apoyó. Su madre incluso insistió para que su hija fuera declarada mentalmente inestable.

En 1958 reapareció en el programa “This is your life” y se refirió a sus años de internación: “Me ponía en la fila con quince o veinte chicas como yo, y recibíamos inyecciones, baños de hidroterapia o un tratamiento de descarga eléctrica”.

Entre los rumores en torno a su figura, surgió una información que señalaba que había sido sometida a una lobotomía, algo que no se ha podido confirmar ni desmentir.

Por entonces, 16 años después de su última aparición en una película, regresó al cine para el que sería, esta vez sí, su último trabajo cinematográfico: “The Party Crashers”. También en 1958 hizo varias participaciones en series de televisión y hasta 1964 fue la anfitriona del programa de entrevistas “Frances Farmer Presents”.

En los últimos años de su vida, como anfitriona del programa de televisión “Frances Farmer Presents”

Durante los siguientes años participó de pequeñas obras de teatro, se dedicó a escribir y pintar. Junto a una amiga, creó una compañía de cosméticos que prometía ser próspera, pero todo terminó cuando fueron estafadas por un inversor.

En 1968, la estrella tildada de chica mala, de agnóstica y de presunta comunista, se convirtió al catolicismo. Durante los últimos años de su vida asistió con regularidad a su parroquia local y dejó el alcohol. Falleció en 1970, a causa de un cáncer de esófago que le habían diagnosticado apenas unos meses antes.

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