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Philip Seymour Hoffman: El trágico final del genial actor que no pudo vencer sus adicciones

El prestigioso actor murió a los 46 años, tras una vida luchando contra el alcohol y las drogas.

Guía de: Cine

Philip Seymour Hoffman fue uno de los actores más talentosos de Hollywood. Podía hacer drama y comedia con la misma facilidad, elevando la calidad de cualquier película en la que participara. Su trágico final, el 2 de febrero de 2014, con solo 46 años, fue tan shockeante como anunciado.

phillip seymour hoffman

Cuatro veces nominado al Óscar, tres veces como Actor de reparto, consiguió la estatuilla por uno de sus escasos protagónicos: “Capote” de 2005, película en la que interpretó al escritor que da nombre a la cinta.

Pero, por entonces, el mayor logro de Hoffman era su sobriedad. Tras haber pasado por rehabilitación por primera vez a los 22 años, había logrado estar más de dos décadas limpio de drogas y alcohol.

Quien dio detalles sobre su dramática lucha fue su esposa, Mimi O’Donnell, con quien el actor se casó en 1999 y fue padre de tres hijos. En una columna publicada en revista Vogue, la viuda relató cómo fueron los últimos días de Philip Seymour Hoffman.

La vida del actor fue una crónica de una muerte anunciada, pero no por eso menos desconcertante: “Había estado esperando que muriera desde el día que comenzó a consumir de nuevo, pero cuando finalmente sucedió, me golpeó con una fuerza brutal. No estaba preparada. No había sensación de paz, solo un dolor furioso por la pérdida”, relató O’Donnell.

“Desde el comienzo, Phil fue muy franco respecto a sus adicciones. Me contó acerca de su período de consumo excesivo de alcohol y su experiencia con heroína cuando tenía apenas 20, y su primera rehabilitación a los 22. Estaba en terapia y concurría a Alcohólicos Anónimos, como la mayoría de sus amigos. Estar sobrio y ser un adicto en recuperación, además de su actuación y dirección, era en lo que más se enfocaba en su vida”, detalló.

phillip seymour hoffman capote

En “Capote”, la película por la que ganó el Óscar.

Hoffman era tan consciente de su adicción que incluso recuperado, sabía que podía volver a caer, al punto de advertirle a su pareja que si ella tenía algún problema de ese tipo, no podían estar juntos.

Un día, los demonios volvieron, discretamente, para firmar la sentencia de muerte: “El primer signo tangible vino cuando, de la nada, me dijo: ‘He estado pensando en que quiero probar en tomar un trago de nuevo. ¿Qué opinas?’. Pensé que era una idea terrible, y dije no. La sobriedad había sido el centro de la vida de Phil durante 20 años, así que definitivamente esto era una bandera roja”

O’Donnell agregó: “Empezó a tomar una o dos copas sin que pareciera un gran problema, pero en el momento en que las drogas entraron en juego, me enfrenté a Phil, quien admitió que se había apoderado de algunos opioides recetados. Me dijo que era solo esta vez, y que no volvería a suceder. Le asustaba lo suficiente como para que, por un tiempo, cumpliera su palabra”.

“Me pregunto si Phil de algún modo sabía que moriría joven. Nunca dijo esas palabras, pero vivió su vida como si el tiempo fuera precioso. De alguna manera, nuestro poco tiempo juntos fue casi como toda una vida entera”, reflexionó su viuda, quien estuvo casada con él por 15 años.

phillip seymour hoffman esposa

Philip Seymour Hoffman junto a su esposa, Mimi O’Donnell

En 2012, mientras ensayaba para la puesta teatral de “La muerte de un viajante”, el trabajo lo mantuvo lejos de sus adicciones. Pero tras terminar el proyecto, recayó en la heroína. “Vas a morirte. Eso es lo que pasa con la heroína”, le dijo su esposa.

Philip Seymour Hoffman quizás lo sabía, pero era más fuerte que él. Intentó dejar las drogas por su cuenta, pero el dolor físico era insoportable e ingresó a rehabilitación otra vez.

“Entre un día o dos de su regreso, comenzó a consumir nuevamente. En casa, se comportaba de manera diferente, y estaba poniendo ansiosos a los niños. Ambos pensamos que algunos límites serían útiles y, entre lágrimas, decidimos que se mudara a un apartamento a la vuelta de la esquina. (…) Nos permitió a todos estar juntos tanto como era posible, él todavía caminaba con los niños a la escuela, y todavía teníamos cenas familiares”, narró O’Donnell.

Fue en ese departamento donde el 2 de febrero de 2014, el actor fue hallado muerto en el baño, con una jeringa en su brazo, tras inyectarse la heroína que pondría fin a su vida a los 46 años.

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