“Volver al futuro” se estrenó el 3 de julio de 1985 y se convirtió, contra todo pronóstico, en un clásico del cine moderno. Nostálgica, entrañable, ingeniosa y divertida: todo eso y más. Una historia de viaje en el tiempo, como tantas otras, pero contada desde la mirada fresca y cotidiana de un adolescente que no busca descubrir el antiguo Egipto, sino cómo eran sus padres cuando tenían la misma edad que él.

Michael J. Fox le aportó a Marty McFly encanto, picardía y simpatía en las dosis justas para que hoy sea imposible imaginar a otro actor en su lugar. Pero lo hubo. Cuando “Volver al futuro” arrancaba su rodaje, Eric Stoltz era Marty McFly, o al menos intentaba serlo. Disconformes con lo que estaban filmando, decidieron despedirlo y convocar al Marty definitivo. Esta fue solo una de los tantos obstáculos que debió sortear la película, que parecía predestinada al fracaso.

Aunque hoy el guion esté considerado uno de los más perfectos de la historia del cine, llevar la película a la gran pantalla costó años, discusiones y dificultades. Robert Zemeckis y Bob Gale tardaron cinco años en lograr que su proyecto se hiciera realidad: los estudios lo rechazaban sistemáticamente. 44 veces les dijeron que no. ¿Les parecía un mal guion? No, pero nadie se animaba a producirlo. No llegaba a tener la espectacularidad de una película de ciencia ficción ni la picardía de las comedias de la época.

Según detalla Matías Bauso en un análisis del film para Infobae, Zemeckis y Gale llevaron el guion a donde lo naif no debía ser un problema: Disney. Pero los ejecutivos no quisieron saber nada con una historia donde un adolescente termina besando a su madre en el pasado. ¡Incesto!

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La dupla creativa tenía, además, antecedentes en contra: las películas que habían dirigido o escrito habían sido rotundos fracasos. Hasta que en 1984, Zemeckis estrenó “Tras la esmeralda perdida” y fue todo un éxito. Eso abrió las puertas a que finalmente “Volver al futuro” dejara ser solo una guion. Steven Spielberg, que había trabajado con él y Gale en el film “1941″, los apoyó como productor.

Entrevistado por Infobae, Bob Gale explicó cómo surgió la idea para “Volver al futuro”: “La inspiración me llegó totalmente por accidente. Estaba visitando a mis padres y encontré el libro de egresado del secundario de mi papá en el sótano. Mi mamá y mi papá fueron al mismo colegio. Entonces me dije: ‘esto es interesante’ y me pregunté ‘¿cómo sería mi secundario en los años 40?’ (…) ‘¿Cómo hubiera sido ir a la escuela con mi papá’. Ese fue el momento en el que me dije: ‘Guau, esta es una película’, ¡¿Qué hubiese pasado si ibas al secundario con tu papá?!”

El DeLorean no fue la primera opción. Marty iba a viajar en el tiempo a través de una heladera, luego de un cubo, hasta que un coche de los ’50 pero con innegable aspecto futurista se convirtió en el indicado.

Para interpretar al Doc, no hubo mayores complicaciones. Aunque entre los candidatos aparecieron actores tan disímiles como Jeff Goldblum, John Lithgow, Dudley Moore y Danny de Vito, fue Christopher Lloyd, por entonces de 47 años y trayectoria teatral, el elegido para el rol. Lea Thompson y Crispin Glover fueron seleccionados para interpretar a los padres de Marty: ella tenía la misma edad que Fox, mientras que él era tres años más joven.

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De la televisión, en cambio, llegaría el joven Marty. Michael J. Fox era a quien querían, pero su compromiso con la serie “Lazos de familia” le dejaba muy poco tiempo para la película. Eric Stoltz se quedó con el papel, pero a las cinco semanas se dieron cuenta de que no funcionaba: su tono era demasiado dramático y debieron tomar la arriesgada decisión de despedirlo en pleno rodaje y volver a filmar todo con su reemplazo.

Eric Stoltz en “Volver al futuro”, antes de ser reemplazado por Michael J. Fox.

Los planetas se alinearon. Michael J. Fox estaba un poco más liberado de su trabajo televisivo y Zemeckis aprovechó una charla que había tenido con un director del estudio que lo había presionado a contratar a Stoltz. Le había dicho: “Si no funciona, contratas otro y yo te doy el dinero para las retomas”. Y así fue. El dinero que se perdió por el retraso en el rodaje también se pudo compensar gracias a la inclusión de marcas comerciales que aparecen en la película.

Hasta el título fue tema de conflicto. El presidente del estudio quería que se llamara “Un astronauta en Plutón”, aunque no tuviera nada que ver con la película. Robert Zemeckis no logró convencerlo, hasta que Steven Spielberg volvió a interceder. Envió una carta celebrando la ocurrencia del cambio de nombre, como si se tratase de un chiste. Nadie pudo contradecir al hombre que ya había triunfado con “Tiburón”, “Indiana Jones y los cazadores del Arca perdida” y “E.T.: El extraterrestre”. Algo sabía. “Volver al futuro” conservó su nombre original.

El resto, es historia. La película que todos rechazaban y parecía destinada al fracaso, fue la más vista de 1985, pero fue mucho más que eso. Dos secuelas filmadas como una sola para ahorrar dinero y estrenadas en 1989 y 1990, fueron incluso más exitosas. “Volver al futuro” se convirtió en un clásico moderno que sigue conquistando a nuevas generaciones de espectadores, 35 años después.

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