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Cómo preparar humitas

Este tradicional plato nacional puede parecer complicado de preparar, por eso le damos los secretos para hacerlo de manera fácil.

No sé en qué me metí. Creí que sería más fácil escribir sobre cocina, por dos razones: una porque estudié Gastronomía y dos porque también soy periodista. Cuando me lo propusieron, no lo pensé dos veces ¡Era obvio que podía hacerlo! Al fin iba a complementar las dos carreras… “Ya no me van a molestar más porque estudié dos cosas y sólo ejerzo una”, pensé.

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Foto: El Mercurio

El "pure" que se hace con el choclo debe ser colocado en cantidades controladas en las hojas.

Pero la verdad es que está bien complicado el panorama, ahora que estoy frente al computador me doy cuenta de que tengo harta creatividad para cocinar e improvisar con un par de ingredientes (sobre todo cuando quiero impresionar a alguien, je je je). Pero una cosa es revolver una olla y otra muy distinta es escribir sobre lo que revuelves.

Pero la inspiración para los chef profesionales o aficionados surge en la cocina, mejor dicho al abrir el refrigerador y pensar cómo con un par de ingredientes creamos un plato llamativo, lleno de color, olor y sabor.

Eso hice. Llegué a mi casa, abrí el refrigerador para ver qué cocinaba y lo más salvador que encontré fue un par de choclos grandes, gordos, con las hojas bien verdes y los granos amariiiiillos. También tenía un ramo gigante de albahaca fresca, como recién cosechada, incluso venía hasta con las raíces; una cebolla y unos tomates de Limache, bien rojos y jugosos, se nota que maduraron en la mata y no en un cajón del supermercado.

Esa es la ventaja de comprar las verduras en La Vega o en la feria, todo está como recién sacado del huerto!.

Ahora viene lo más difícil, qué cocinar con estas cosas: ¿Ensalada chilena? ¿Choclo con mayonesa? ¿Choclo con mantequilla?.

Si esa es la respuesta, están cayendo en la típica cocina básica y salvadora.  Pero en pleno verano, cuando salen las mejores especiashierbasfrutasverduras sería un suicidio matar los choclos, los tomates y la albahaca en una ensalada. El único futuro digno que se me ocurre para ellos es transformarlos en unas buenas humitas.

Bendita la hora en que a los habitantes del centro y sur de Chile, durante el siglo XVI, se les ocurrió machacar choclos nuevos con cebolla, albahaca y un poco de leche, y dieron origen a uno de los platos más conocido de la Gastronomía Chilena y que recién la nueva generación de chefs se ha preocupado de enaltecer.

Pero para cocinar humitas, si bien no se requiere de mucha ciencia, sí se necesita haaaaarta paciencia, y quizás éste último es el “ingrediente” más complicado y difícil de encontrar en los tiempos de hoy.

Si usted es de esos que habría cocinado una ensalada de choclo con mayonesa o de tomate con cebolla, ésta es una buena oportunidad para que saque el rallador y la cuchara de palo y se las juegue por hacer algo un poco más elaborado, sacándole partido al verano y aprovechando la generosidad de nuestros huertos.

Para ocho humitas, necesita 12 choclos; una cebolla, una cucharada de margarina, una cucharadita y media de sal, un puñado de albahaca bien picada (como el orégano), una taza de leche y eventualmente agua.

Se pelan los choclos y las hojas más grandes se guardan.

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Foto: Cristián Carvallo, El Mercurio

Los tomates son el acompañamiento ideal.

Luego, se rallan los choclos, pero no deje que el rallador tope la coronta porque le da un sabor amargo. Si se quiere evitar ese trabajo, con un cuchillo puede sacar los granos y molerlos en la procesadora de alimentos. Reserve.

En una olla, caliente la margarina y salteé la cebolla picada en cuadritos pequeños, hasta que esté transparente y no dorada. Después, agregue el choclo molido, la sal y la leche y revuelva hasta obtener una mezcla espesa. Eso sí, debe revolver constantemente para que no se pegue en la olla.

Una vez que se llega al consistencia deseada (como un puré bien espeso), se le agrega la albahaca y se porciona sobre las hojas del choclo que guardó.

Con una cuchara grande ponga una porción de la mezcla sobre las hojas –tampoco se exceda porque no va a poder cerrarlas- envuélvala como si fuera un regalo y luego de unir los extremos, amarre la huma con una pita. Si es más jugado, puedo cortar finas tiritas de la hoja de choclo y usarlas como hilo.

Cuando las tenga lista, cocínelas en agua hirviendo, durante 30 minutos y… listo!!!!

Sáquelas de la olla, póngalas en un plato y acompáñelas con una ensalada de tomate. Eso sí, cuando las abra, no se le ocurra sacarlas de las hojas… las humitas se comen sobre éstas y no en el plato, de lo contrario, perderían la “mística” y no tendría sentido haber invertido tanto tiempo en envolverlas.

Ah!, si le sobran congélelas y podrá comer humitas hasta en el invierno.

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