Los otros gnocchi
- Renata Robbio, equipo de Cocina
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Mmm qué rico, me acordé de los que sirven en el Liguria de Manuel Montt, uno de los mejores que he comido de acuerdo a la relación: precio, cantidad, calidad. Lo que más me gusta es que vienen servidos en un plato bien hondo, entonces, no se acaban nunca!!!!!
Pero veamos ahora… ¿qué se imaginan si les digo: “Gnocchi a La Romana”? Puedo apostar mi vida a que no todos los han probado, es más me atrevería a decir que sólo los deben conocer aquellos que tienen alguna descendencia italiana… como yo!
Y ya que estamos hablando de los gnocchi, y sin ánimo de criticar, si alguna vez escriben esta palabra háganlo tal cual: Gnocchi y no Ñoquis . Así suena horribleeee!! Es como escribir Casuela, Charkican, Enpanada. La palabra es Gnochhi y punto, da lo mismo que se pueda chilenizar.
Bueno, como les decía, los gnocchi de papa son los más conocidos, de hecho, hay varias leyendas sobre su origen y de por qué se comen los 29 de cada mes.
Una de ellas, para mí la más cuerda, es la que cuenta que en Italia, por el año 1690, en un pueblito del Piamonte, se perdieron las cosechas de trigo y la papa sólo se cultivaba para alimentar a los animales, y producto de la miseria, se crearon los gnocchi de papa.
Desde entonces, los pobladores se empezaron a reunir los 29 de cada mes en la plaza principal, para agradecer las cosechas de papas y preparaban gnochhi para festejar. Además, colocaban debajo del plato de cada comensal un par de monedas y cuando terminaban de comer se las repartían a las parejas que se habían elegido ese día para casarse, como augurio de prosperidad.
Pero la nota de hoy no está dedicada a los gnocchi de papas, sino que a los de a La Romana. Estos tienen una gracia… se pueden preparar en posillos de greda y no se necesita tener taaanta paciencia para estar haciendo las pelotitas.
Manos a la masa… Para cuatro o seis personas, se necesitan 200 g. de sémola de trigo; 750 cc. de leche; 2 yemas; 80 g. de queso parmesano para rayar; una pizca de nuez moscada; sal, pimienta; 250 g de queso mantecoso rallado y una cucharada de mantequilla o margarina derretida.
En una olla pongo a hervir la leche con la pizca de nuez moscada, sal y pimienta; cuando hierve, le agrego la sémola en forma de lluvia y lo revuelvo por 10 minutos, hasta que se forme una masa que se despegue de la olla.
Retiro la mezcla del fuego, espero que se enfríe bastante y le agrego las yemas. En un mesón con poco de harina, extiendo la masa hasta que quede con un centímetro de grosor, luego, con una copita chica voy cortando circulitos (como si fueran galletas).
Aparte, tengo los posillos de greda o una fuente que sirva para meterla al horno, enmantequillada y voy rellenándola como si fuera una lasagna: una capa de gnocchi, un poco de queso mantecoso… una capa de gnocchi, un poco de queso mantecoso.
Cuando termino dicho procedimiento espolvoreo con el queso parmesano rallado y los meto a horno, hasta que estén gratinados o dorados… (para los que no saben qué es gratinar)
Para servir, derrito la mantequilla o margarina, y le agrego a los gnocchi una cucharadita de ésta, si es que les gustan un poco más “mojaditos”.
Para los que se quedaron esperando la receta de los clásicos gnocchi de papas, les prometo que pronto se viene un tema especial, dedicado a ellos, con varias recetas de salsas y de sabores.
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