Una nueva mirada a los sándwiches
- Renata Robbio, equipo de Cocina
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Luego de escribir sobre las humitas, con el cual debuté como guía de este espacio, me quedé pensando en que quizás fui demasiado exigente con un público que no siempre es experto en cocina.
No es que los esté mirando en menos, pero hay que ser realistas, el chileno es un poco flojito y le gustan las cosas fáciles… recién ahora estamos viendo a más hombres meter las manos en la masa, pero hasta hace poco éramos nosotras las que teníamos que pensar en qué, cómo y cuándo cocinar.
Para qué hablar de la época de mi abuelita, que en el colegio tenía materias de “administración doméstica”. Según me cuenta, le enseñaban a ser buena dueña de casa, a llevar las cuentas y obvio que a cocinar.
Y aunque algunos piensen que no me sirvió mucho haber estudiado Gastronomía, tengo un buen argumento para mi defensa, es más, con el tiempo se ha transformado en una ventaja comparativa y he aprendido a aprovecharme de ella.
¿Qué es lo más importante para un hombre, además de la cerveza y el fútbol? ¡La comida! Ese es mi caballito de batalla: Sé cocinar y no puedo negarles que a la hora de la “conquista” me ha dado buen resultado.
Peeeero, no todo es tan bonito, ya que no es muy gratificante, como mujer, que cada vez que te encuentres con un ex, lo primero que te dice es que extraña las comidas. Mmmm qué pena que yo no pueda decirle lo mismo, porque la mayoría de ellos, salvo algunas excepciones, me preparó un pan con queso y jamón… y al microondas!
A pesar de todo, hoy quiero demostrarles que con un poco de imaginación, se pueden hacer maravillosos sándwiches y el pan no sólo está hecho para las hamburguesas,el chacarero, barros jarpa, barros luco, o el churrasco. También hay otras alternativas, más tentadoras, ideales para el verano.
O.K. Ya sé que no deberíamos comer pan en el verano… en verdad, nunca, pero díganme si no es rico escuchar ese sonido crujiente, sentir ese calorcito en las manos y ver cómo la mantequilla se derrite solita… Para mí, es lejos lo mejor, puedo vivir sin chocolates, pero no sin el pan.
En fin, en la panadería Le Fournil, que también tiene sucursales en el Jumbo, venden una especie de fugazza italiana, ojo que no es la orginal, a base de masa de hoja. Ésta vendría a ser un tipo de “pan” más blando (sale cerca de $1.000 la unidad y alcanza para dos personas), que puede estar aliñada con cebolla, aceitunas, pimentón o chorizo.
Abro la fugazza, le pongo unas láminas de queso mantecoso o mozarella, unas rodajas de tomate, unas hojas de albahaca, sal y un chorrito de aceite de oliva –en La Vega venden uno buenísimo a $3.800 el litro- . Lo tapo y lo meto al horno hasta que el queso esté semi derretido… Cuando está listo, la fugazza queda crocante y al morderla, se deshace en el paladar.
Otra alternativa es comprar una baguette, abrirla, refregarle un trozo de tomate, esparcirle un chorrito de aceite de oliva, unas láminas de jamón serrano y un par de hojas de rúcula (se encuentra en todos los supermercados). Si el pan está fresco no es necesario calentarlo.
En España también preparan un sándwich parecido, pero no le ponen rúcula. Sólo jamón serrano, aceite de oliva y al pan le refriegan tomate y ajo.
Otro sandwich que aprendí cuando hice mi práctica en un centro de ski en EE.UU. (tema para otro día), se prepara con pan italiano, una cucharada de queso philadelphia, media cucharadita de miel, una pizca de mostaza de dijon (se hace una pasta), jamón de pavo y palmitos. Si tienen sandwichera de paninis, mejor porque pueden calentar todo el sandwich ahí; de lo contrario, también queda bien en el horno convencional (pero ahí sólo deben meter el pan sin el relleno). Debo reconocer que esto fue una de las mejores cosas que aprendí en EE.UU.
La última tentación de hoy, pensada para los hombres, es a base de carne… para que suene más sofisticado, mejor digamos roast beef. Si se hace en casa mejor, pero también lo venden en las fiambrerías, como si uno fuera a comprar jamón, lo bueno es el corte; lo pueden pedir delgado o grueso.
Este sandwich sepuede hacer en pan amasado o marraqueta. Caliento el pan, mezclo una cucharada de queso azul o roquefort con media cucharadita de mantequilla, lo esparzo por el pan, le agrego unas láminas de roast beef, fondos de alcachofa, aceitunas negras… y listo!
Pero la verdad es que estoy escribiendo con tanta hambre, que se me vienen a la cabeza miles de recetas más, pero para aquellas chicas que son estrictas con su dieta y les da cargo de conciencia sumar un par de calorías más, aquí le mando un bonus track:
En un bol pongo queso de cabra o quesillo cortado en cubitos, tomate picado, aceitunas negras sin carozo y partidas por la mitad, orégano o albahaca y un chorrito de aceite de oliva. Caliento el pan pita, cuando se infla, lo abro sólo un poco (como una bolsita) y lo relleno con los ingredientes anteriores.
¡Más fácil, imposible!
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