Productividad Consciente: Una alternativa para no fracasar en la era de la super-conectividad

Tal como dijo Albert Einstein: Si quieres resultados distintos, no sigas haciendo lo mismo. Es lo que está sucediendo con la productividad y la gestión del tiempo.

Los últimos ocho años de mi vida han sido una verdadera montaña rusa emocional. En el año 2011 me propuse como meta, convertirme en la persona más productiva de mi organización, sin saber las consecuencias nefastas que esto traería.

Pasados un par de años, logré mi objetivo, pero mi vida colapsó por completo, me centré en un paradigma de “productividad tradicional”, que si bien es cierto, nos ha permitido realizar importantes avances económicos y tecnológicos en los últimos 30 años, de igual forma ha ayudado a incrementar los niveles de insatisfacción personal, estrés y mortalidad en varios países.

Estamos en una carrera vertiginosa por vencer a la tecnología, las máquinas están tomando cada vez más relevancia, la inteligencia artificial se está apoderando de muchas de las actividades que antes eran realizadas por seres humanos. Participamos en una competencia que sabemos claramente vamos a perder, por eso, nuestra única esperanza es cambiar nuestra forma de ver y hacer las cosas, tal como decía Albert Einstein; “Si quieres resultados distintos, no sigas haciendo lo mismo”.

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Es exactamente lo que hemos estando haciendo los últimos treinta años, usando un paradigma de productividad basado en la priorización, ejecución y centrado en recursos para ganar esta carrera por generar resultados y la frase que mejor representa lo anterior es  una que escucho continuamente en las organizaciones; “El tiempo es oro”.

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Concuerdo que el tiempo es valioso, pero cada vez que comparamos el tiempo con el oro, en realidad estamos cometiendo un gravísimo error, ya que el tiempo no es oro, es mucho más valioso que eso; “El tiempo es vida”.

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Si reflexionamos en lo valioso que es el tiempo, aparece en el horizonte un nuevo paradigma, el de la “productividad consciente”, que utiliza como base fundamental el agregar valor, generar capacidad disponible y desarrollar estrategias para alcanzar los resultados que realmente valen la pena conseguir.

Hay dos formas de ver esta situación, como una amenaza o como un desafío. La primera nos generará sentimientos negativos y nos cerraremos a las posibilidades de acción disponibles, en cambio, si nos centramos en lo positivo y lo tomamos como un desafío para ser más productivos y recuperar el control de nuestras vidas, usaremos todo ese nuevo tiempo disponible para desarrollar las competencias claves que nos diferenciaran de los autómatas programables, haciendo nuestra vida más llevadera, debido a un nuevo enfoque en generar capacidad disponible, parte esencial del crecimiento personal.

El reto al que nos enfrentamos hoy en día no es generar más automatización del trabajo, sino a la humanización del mismo, ya que cada vez existen más cronopobres en el mundo.

La diferencia entre ambos paradigmas la quiero dejar ilustrada en el siguiente ejemplo:

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Si centras tu vida en un paradigma de “productividad tradicional”, considerando que tuvieras que hacer 10 actividades en el día. El primer paso para priorizar esas 10 actividades sería hacerse la pregunta; ¿Qué es lo más importante que tengo que hacer hoy?, pasando a ordenarlas según su importancia o urgencia y luego enfocándose en su ejecución utilizando los recursos que tengas disponibles para ello. 

Si te llegase a faltar tiempo, puedes inyectar más recursos para cumplir con tu objetivo, pero siempre tendrás esas 10 actividades que podrían juntarse con las del día siguiente y así sucesivamente, acumulando toneladas de trabajo como he visto en cientos de casos.

Ahora, si ocuparas un paradigma centrado en “productividad consciente” y considerando las mismas 10 actividades, antes de proceder a la priorización, tendrías que establecer tu escala de valores, que te permitiría definir si esas actividades, deben o no ejecutarse. Esto es lo que conoceremos como agregar valor, ante lo cual la pregunta inicial sería distinta; ¿Qué es lo que tengo que hacer hoy para tener un mejor mañana?. Como puedes ver, esto afecta directamente a la etapa siguiente, ya que posiblemente, varias de esas actividades podrían ser delegadas, postergadas o simplemente eliminadas. El paso siguiente, además de ejecutar, estaría en generar capacidad disponible por medio del incremento de tus recursos personales que te permitirían usar estrategias de productividad, el equivalente a trabajar de manera más inteligente y no con más esfuerzo, como lo sería el caso si te basarás en el uso de recursos. (Aunque ambos paradigmas se complementan)

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El cambio de percepción permite alcanzar altos niveles de productividad y satisfacción personal, ya que al generar más capacidad, incrementas las posibilidades para manejar de  forma eficaz cualquier requerimiento que aparezca en tu horizonte.

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Lamentablemente, muchas personas prefieren mantenerse tal como están hoy en día, luchando por equilibrar su ámbito personal y su trabajo, sin entender que la vida es un todo y no puedes pretender ser exitoso en un área de tu vida y fracasar en las demás.

Prefieren seguir haciendo lo mismo para obtener resultados diferentes, chocando una y otra vez con la dura realidad de que el ser humano se está quedando obsoleto.

Para finalizar, una última reflexión. El equilibrio es estático y la armonía es dinámica. Por eso debes pensar en buscar la armonía de tu vida para que esta se mantenga en movimiento, es la única manera posible para que te conviertas en protagonista de tu historia y hagas que tu vida sea memorable. 

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