• Natalia Hernández, ex guía de Cultura Chilena
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El chileno por esencia es gozador. Y dentro de esta misma descripción cabe mencionar que uno de los alimentos más consumidos por todos nosotros son las papas. Ya sean fritas, al horno o las clásicas papas mayo para el asado de fin de semana, son un alimento básico de la dieta local.

De acuerdo con los expertos en la materia, existen 211 tipos de papas en el territorio nacional. Una de estas es la papa de cáscara café y pulpa amarilla por dentro. Esa que más de alguno le habrá tocado pelar para la cazuela del domingo o para ese patache porteño llamado chorrillana.

Pero también tenemos la papa suflé, que curiosamente coincide de nombre con una receta similar, pero que difieren del tipo de papa. Las papas suflé son esas de tamaño pequeño, un poco más grande que un huevo de codorniz y suelen estar presentes en recetas gourmet o platos típicos de matrimonios o restoranes más pitucos, donde suelen ser un acompañamiento, que muchas veces queda en la muela más que en los estómagos de los comensales.

Según el Instituto Agropecuario Inia en su Centro Regional Experimental Remehue, los agricultores suelen otorgar nombres tradicionales a cada papa, según su apariencia en cuanto a su forma, alargada, corta u ovalada, así como las características de la planta y su comportamiento con el medio ambiente o el lugar donde son cultivadas.

Otro tipo son los camotes. Ingrediente básico de las recetas de antaño. Este tipo de papas solían ser cocinado al horno, como una especie de dulce. Las papas de este tipo son de color anaranjado y medio hilachosas. Quienes alguna vez probaron los camotes al horno, recordaran su textura y sabor bastante particular. Claramente un gusto y sabor adquiridos, que difícilmente podría conquistar el paladar de los niños o jóvenes actuales, quienes prefieren más su versión salada en las marcas que ya podemos encontrar en los supermercados.