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¿Cómo es irse de fiesta en China?

En general las discotheques, en vez de tener una gran pista de baile, cuentan con muchas mesas altas, con unas cuantas sillas.

China no sólo ha importado arquitectura occidental, sistemas de transporte, malls, autos caros y ropa de marca, sino que también la cultura de la fiesta, una muestra de cómo la juventud en este país ha asumido un nuevo sistema económico, rebelándose muchas veces ante padres que no logran entender cómo sus hijos abandonan su casa durante las noches por tener unas horas de diversión.

Basta con darse una vuelta por como Beijing o Shanghai, donde se encuentran grandes discotheques con varias pistas de baile, bares con música en vivo, etc. Los locales son muy ostentosos y la decoración en general es muy distinta a la occidental. Sillones dorados y rojos, lámparas de lágrimas y objetos antiguos.  Muchas están inspiradas en el Feng Shui y se puede ver apuestas novedosas, como el exclusivo club Mint en Shanghai, por ejemplo, que tiene un acuario con tiburones.

Fiesta china

Foto: Mariana Osorio

En general las discotheques, en vez de tener una gran pista de baile, cuentan con muchas mesas altas, con unas cuantas sillas. Los asistentes bailan sin moverse de su sitio, sacudiendo las rodillas o los brazos mientras beben. Debido al volumen extremadamente alto de la música se hace muy difícil conversar.  Atractivas chinas con vestidos extra cortos bailan entre ellas. Suena mucha electrónica, también los hits del momento en gran parte del mundo: Pitbull, LMFAO, Shakira, Rihanna, y hasta Michael Teló.

La fiesta suele empezar cerca de las 22.00 horas. Todas las mesas (por las cuales se paga un alto precio) cuentan con grandes jarras de whisky con té para compartir, o unas botellas de champaña, acompañado de una gran fuente de frutas y otros snacks comunes en China, como maní y patas de pollo.

En ciudades menos occidentalizadas, donde no hay una gran cantidad de multinacionales instaladas, la vida nocturna es escasa. En Nanjing por ejemplo, donde hay 8 millones de habitantes,  la oferta se concentra en unos 20 establecimientos, entre bares, pubs y discotheques.  Es difícil imaginar Santiago con tan pocas opciones, pero siempre es posible acostumbrarse. Ser extranjero aquí  es como vivir en un pueblo chico y encontrarse a la misma gente todos los fines de semana.

Pero eso también tiene sus ventajas. Como los extranjeros aquí no son comunes, pasan a ser casi una atracción turística para los chinos, quienes consideran que un local es “top” cuando hay forasteros. Y los dueños de locales nocturnos lo saben. Por eso, generalmente la entrada para turistas o estudiantes internacionales es gratis, las mesas son gratis y muchos tragos también lo son. Negocio redondo para todos.

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