Hasta hace poco más de un mes, pensar que Juana Viale pudiera aceptar participar de “Bailando por un sueño” era una locura. En el programa más mediático de la televisión argentina, creer que la nieta de Mirtha participaría sonaba completamente disparatado. Era la boca del lobo, el súmmun de todo aquello de lo que solía escapar, incluso desde antes de dedicarse al mundo del espectáculo.

Pero un día sucedió. Anoche, para ser específicos. Finalmente Juanita hizo su esperado debut en la pista de baile. En la previa, quizás la parte más temida para quien huye de lo mediático, la ex de Gonzalo Valenzuela impactó con su belleza y confesó estar muy nerviosa. Antes de arrancar, Marcelo Tinelli se comunicó por teléfono con Mirtha Legrand para que le desee suerte: la abuela estaba tan nerviosa como la nieta.

Juana bailó acompañada por el bailarín Facundo Arrigoni al ritmo de “Just dance” de Lady Gaga, demostrando tener una gran elongación, talento para las acrobacias y una simpatía que algunos no se esperaban.

Tras el baile, la primera devolución fue del periodista Ángel de Brito, quien, como era de esperarse, intentó sacarle alguna declaración respecto a su reciente romance con Chano, el cantante de “Tan Biónica”. Juana, fiel a su estilo, omitió confirmaciones indicando que ella está “muy bien”.

De Brito también le consultó respecto al motivo que la llevó a aceptar participar del certamen, tras reiterados ofreciemientos de Tinelli, y Juanita confesó que su hija mayor, de 12 años, tuvo la palabra final: “hacelo, si total sos artista y siempre van a hablar“. El periodista alabó las palabras de la sabia niña: “entendió ella antes que vos”. El resto de los jueces la felicitó por su performance y obtuvo un total de 27 puntos.

Luego de agradecer y recordar que su baile es para ayudar a la comunidad wichi del Impenetrable chaqueño a través de la Fundación Banco de Bosques, Juana dijo quizás la frase más resonante de la noche: “Gracias a toda la gente que me apoya, no lo puedo creer, yo pensé que me odiaba la mitad del país.”