Realmente tu edad es la que sientes. Los textos antiguos dicen que hubo un tiempo en que las personas vivían cientos y cientos de años. Algunos vivían ochocientos años, otros vivían quinientos o seiscientos, pero la longevidad era común. Entonces, ¿qué ocurrió?

La gente cambió sus creencias. En lugar de creer que vivirían cientos y cientos de años, la gente cambió sus creencias a través de generaciones hasta que llegaron a creer en una reducida expectativa de vida.

Hemos heredado esas creencias sobre una reducida expectativa de vida. Desde que nacemos, la creencia sobre cuánto podemos vivir ha sido integrada al tejido de nuestras mentes y corazones. Y de ahí programamos literalmente nuestros cuerpos desde muy temprana edad para vivir cierta cantidad de tiempo, y nuestros cuerpos envejecen de acuerdo con el modo en que los programamos.

“Todavía no se ha encontrado nada en la biología que indique la inevitabilidad de la muerte. Esto me sugiere que no es inevitable en lo absoluto y que es sólo una cuestión de tiempo para que los biólogos descubran lo que nos está causando el problema”.

Richard Feynman (1918-1988)

FÍSICO CUÁNTICO GANADOR DEL PREMIO NOBEL

Si te es posible, no le pongas límite al tiempo que puedes vivir. Lo único que hace falta es que una persona rompa los límites de la expectativa de vida, y esa persona cambiará el curso de la expectativa de vida para toda la humanidad. Una persona tras otra lo seguirán, porque cuando una persona sobrepasa la actual expectativa de vida, otras personas creerán y sentirán que también ellos podrán hacerlo, ¡y lo harán!

Cuando crees y sientes que la vejez y el deterioro son inevitables, entonces lo serán. Tus células, tus órganos y tu cuerpo recibe tus creencias y sentimientos. Siéntete joven y deja de sentir tu edad. Sentir tu edad no es más que una creencia que te han dado y un programa que han instalado en tu cuerpo. Puedes cambiar las instrucciones que estás dando cuando quieras, ¡simplemente cambiando tu creencia!

¿Cómo cambias tus creencias? ¡Dando amor! Las creencias negativas, como las creencias sobre límites, la vejez o la enfermedad, no vienen del amor. Cuando das amor, cuando te sientes bien, el amor disuelve toda negatividad, incluyendo las creencias negativas que te hacen daño.

“El amor que se derrama sobre todos es el verdadero elixir de la vida, la fuente de longevidad corporal. Es la falta de esto lo que siempre produce el sentimiento de la edad”.

Josiah Gilbert Holland (1819-1881)

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Extracto de “El Poder”, de Rhonda Byrne