Bennu: El asteroide “suave” e “impredecible” que desconcierta a los científicos
En octubre de 2020, la nave espacial OSIRIS-REx de la NASA recolectó muestras del asteroide Bennu y, tras analizarlas, se han publicado los primeros informes, con conclusiones sorprendentes.
Las características de la superficie del asteroide han sido tan desconcertantes como reveladoras: en vez de ser sólida y compacta, como todos esperaban, descubrieron que la misma está compuesta por partículas suaves y ligeramente unidas.
Esto también reveló que la misión espacial que recolectó las muestras pudo haberse hundido en Bennu de no haber activado los propulsores inmediatamente después de tomar la muestra. “Cuando encendimos nuestros propulsores para abandonar la superficie, todavía nos estábamos sumergiendo en el asteroide”, declaró el científico Ron Ballouz.
Kevin Walsh, otro de los miembros del equipo científico OSIRIS-REx, explicó que “si Bennu fuera totalmente compacto, eso implicaría roca sólida, pero encontramos mucho espacio vacío en la superficie”. La NASA compara la superficie del asteroide con una piscina de pelotas donde, aunque cada partícula es sólida, el todo se desplaza con gran facilidad, como si fuera un líquido.
Los estudios también han revelado que su aspecto real difiere del que los científicos esperaban encontrar. Según indica Infobae, las imágenes de los telescopios terrestres y espaciales hacían pensar que el asteroide tendría una superficie similar a una playa de arena suave, pero, en vez de eso, se encontraron con rocas.
Al acercarse para tomar las muestras, la tripulación del OSIRIS-REx envió imágenes del asteroide a la NASA, generando desconcierto: “Lo que vimos fue una enorme pared de escombros que salía del sitio de donde se obtuvo la muestra”, detalló el investigador Dante Lauretta. Además, notaron que Bennu estaba liberando partículas de roca al espacio.
Su aspecto rocoso contrasta con la poca resistencia de su superficie, lo que llevó a otra revelación. Cuando la nave se posó en el asteroide para tomar las muestras, provocó un cráter de 8 metros de ancho y 68 centímetros de profundidad. Esto, pese a lo rápido que lo hicieron: “Duró unos cinco segundos, y hubo otro vuelo de regreso sobre la superficie original del asteroide de unos diez segundos”.
El científico Patrick Michel, miembro del equipo de investigación, explica que “todavía estamos comenzando a comprender qué son estos cuerpos, porque se comportan de formas muy contrarias a la intuición”.
Asteroides de este tipo se mantienen unidos por la gravedad o la fuerza electrostática. Esto los diferencia de los asteroides sólidos y se estudia qué tipo de peligro representan para la Tierra si se rompieran en la atmósfera.
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