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61,7% de deudores morosos son del grupo socioeconómico D: Lo que describen las cifras y los factores que inciden

Expertos abordan los números más recientes en relación a este fenómeno.

De acuerdo con un informe realizado por la Universidad San Sebastián y Equifax, medido desde abril del 2013, los datos han arrojado una tendencia al alza en la cantidad de personas con deudas impagas, montos en mora, porcentaje de morosos con respecto a la población y porcentaje de la mora en relación con el Producto Interno Bruto (PIB). En la última medición se evidenció un deterioro más pronunciado que en el último tiempo, con un total de 4.150.039 personas con deudas impagas, de las cuales, el 61,7% pertenece al grupo socioeconómico D (ingresos mensuales promedio de $651.196).

Además, las cifras reveladas en el 40° Informe de Deuda Morosa muestran una mora total que asciende a los 10.500 millones de dólares y una mora promedio de $1.996.867 pesos por persona. En este último reporte aparecieron 370.000 personas que nunca antes habían estado publicadas por sus morosidades.

El deudor moroso es aquel que paga sus obligaciones más tarde de lo acordado, o tiene deudas vencidas que no ha pagado. Según el Diccionario del Deudor del SERNAC, existe un sobreendeudamiento cuando una persona tiene un nivel de deudas que sobrepasa su capacidad de pago, entrando en morosidad o interrupción de los pagos de las cuentas.

Ignacio Bunster, director de asuntos legales de Equifax, señala que se trata de un hito significativo, debido a que es la primera vez que se cuenta con datos fidedignos de la evolución de la mora de los chilenos en una década.

Según el decano de la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián (USS), Alejandro Weber, este incremento se originó después de la abrupta caída en esos indicadores a contar de febrero de 2012, cuando entró en vigor la Ley 20.575, que establece el principio de finalidad en el tratamiento de datos personales.

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“Este ‘borronazo’ eliminó los registros de las morosidades menores a dos millones y medio de pesos, sin embargo, no eliminó la mora, por lo tanto, la salud financiera de esas personas siguió siendo de cuidado. Antes del ‘borronazo’, en diciembre de 2011, había cerca de 4 millones de personas con compromisos impagos, un 33% de la población mayor de 18 años de la época”, asevera el académico.

Weber indica que, en los 10 años de informe, los niveles más altos se registraron en junio de 2020, con 5 millones de personas en mora, cifra fuertemente empujada por los 2 millones de empleos destruidos por la pandemia y una tasa de desocupación del 13,1%.

Los factores que han incidido en los números

Ignacio Bunster explica que el aumento de los morosos podría deberse a varios factores. Por un lado, destaca que la inflación continúa en niveles especialmente altos, que el empleo está estancado (la desocupación a marzo era de 8,4%) y que los sueldos no han crecido en línea con la inflación, argumentando que muchos chilenos son más pobres.

También, el experto destaca que la inyección de liquidez a la economía, producto de los retiros de fondos previsionales y de las ayudas estatales entregadas en el contexto de la pandemia, ya no está y la mayoría de las familias chilenas debieron volver a su realidad de ingresos. “En efecto, el Banco Central ha advertido que ha habido un lento descenso del consumo interno, mientras que las condiciones de financiamiento siguen deteriorándose”, detalla.

Alejandro Weber afirma que, por cada punto porcentual de aumento del desempleo, las personas en situación de mora se incrementaron en 0,7 puntos porcentuales y la mora subió 0,3 puntos porcentuales.

Según precisa el académico, el retail es el rubro que agrupa la mayor cantidad de personas con deudas impagas, mientras que la banca concentra el mayor porcentaje del total de dinero impago (47% y 57% respectivamente, a marzo de 2023).

En la última década, la morosidad se ha concentrado en los grupos entre 30 y 59 años. En cuanto a la cantidad de personas con compromisos impagos, el escenario más complejo fue para el tramo entre 30 y 44 años, que totalizó 1 millón 800 mil personas en marzo de 2020, cifra que corresponde a más del 40% de la población perteneciente a ese grupo.

Ignacio Bunster asegura que, a marzo del presente año, el segmento socioeconómico D concentró la principal mora a nivel país, representando el 47,4% del total de la población, con montos que equivalen a 2,4 veces sus ingresos promedio. El total en mora de este grupo abarca el 48,3% del monto total.

El impacto de este fenómeno y sus proyecciones

Alejandro Weber explica que la morosidad es un síntoma del funcionamiento de la economía, que hoy se encuentra deteriorada. Y enfatiza en que este problema “es una enfermedad donde todos pierden”, ya que las personas no pueden acceder a nuevos créditos para mejorar su calidad de vida y las empresas no pueden recuperar los dineros prestados.

“Como sabemos, la morosidad aumenta con el desempleo y la caída de los salarios reales. Por lo tanto, es muy probable que la morosidad siga en ascenso, superando el actual 27% de los mayores de 18 años. Hoy la desocupación está muy alta, 8,7% general y 9,5% en el caso de las mujeres; la informalidad subiendo con cifras cercanas al 29% en el caso de las mujeres; y la economía está estancada con una proyección de crecimiento que para el 2023, en el mejor de los casos, llegará a un 0,5% según el Banco Central”, afirma el académico.

Finalmente, el decano de la Facultad de Economía y Gobierno de la USS recalca que, ante este escenario, es fundamental retomar el crecimiento económico, fomentando la recuperación del ahorro de los hogares, generando incentivos a la inversión y retomando la creación de empleos. Y añade que es muy difícil frenar la morosidad en el contexto de crisis económica que enfrenta actualmente el país.

“A futuro, proyectamos que la morosidad podría tender a aumentar. Uno de los factores que podría incidir en esto es que recién hacia fines de 2024 el Banco Central proyecta que terminará el proceso de ajuste de la inflación, por lo que es de esperar que este 2023 sigamos con inflación alta. Esto aumenta el riesgo de que la capacidad de pago de las personas continúe limitada”, añade Ignacio Bunster.

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