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Desempleo alcanza el 8,8%: Lo que dicen las cifras y las causas asociadas

El deterioro de la creación de empleo asalariado formal en el sector privado ha sido uno de los factores que han mermado la generación de nuevos trabajos.

El último boletín de la Encuesta Nacional de Empleo, publicado por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), arrojó que, para el trimestre móvil mayo-julio 2023, la tasa de desocupación nacional alcanzó un 8,8%, lo que corresponde a un incremento de 0,9 puntos porcentuales respecto del mismo período del año anterior.

De acuerdo con Andrés Acuña, profesor asistente del Departamento de Economía y Finanzas, Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad del Bío-Bío, este nuevo aumento en la tasa de desempleo nacional implica un incremento interanual de 101,9 mil personas en la población desocupada. Por su parte, las tasas de desempleo femenina y masculina ascendieron a 9% y 8,6%, respectivamente.

“Las cifras reportadas por el INE a su vez revelan un incremento interanual de 1,2 puntos porcentuales en la tasa de participación laboral, la cual se elevó a 61% en el trimestre móvil mayo-julio, registrando un nivel aún menor al de prepandemia”, asevera el académico.

El director del Observatorio del Contexto Económico de la Universidad Diego Portales (OCEC UDP), Juan Bravo, afirma que esta es la novena alza consecutiva de la tasa de desempleo respecto al año anterior. Según el experto, esta situación ocurre de manera simultánea a los tres trimestres consecutivos de caída interanual de la actividad económica, registrados a partir del cuarto trimestre de 2022.

En esa línea, Andrés Acuña indica que, en particular, durante el primer semestre de 2023, el IMACEC registró una caída del -1%, explicada principalmente por una contracción promedio de la minería (-0,7%), la industria manufacturera (-1,2%), el comercio (-4,6%) y la construcción (-8,4%), medida esta última por el Índice Mensual de Actividad de la Construcción (IMACON).

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Por otra parte, el economista destaca que el empleo se ha expandido a una tasa promedio inferior al crecimiento de la fuerza laboral (2,1% versus 3,1%, respectivamente). “Es decir, el mercado laboral no es capaz de darle empleo (o absorber) a quienes se insertan en el primero”, manifiesta.

El último boletín del INE muestra una nueva una caída en el empleo generado por los sectores Construcción y Actividades inmobiliarias (del -8% y -19%, respectivamente). Además, la contracción en el empleo se evidencia en los sectores: Información y comunicaciones (-4,2%), Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (-2,7%), Industria manufacturera (-1,5%) y Actividades profesionales, científicas y técnicas (-1,1%).

Acuña señala que las cifras de empleo del INE comienzan a revelar el negativo impacto de las inundaciones de junio en la actividad Agrícola -que nuevamente fue golpeado por factores climáticos extremos durante agosto-, viéndose principalmente afectada la Agricultura Familiar Campesina (AFC), que, según el académico, posee una bajísima tasa de adopción del seguro agrícola.

El especialista prevé que esto conllevará a una contracción de la producción agro-alimentaria de la Macrozona Centro Sur, especialmente en aquellos cultivos cuya siembra se realizó entre julio y agosto, elevando los precios de tales productos en el último trimestre del año.

“Lo anterior genera un escenario de menor optimismo en términos de expectativas económicas de corto plazo, especialmente en hogares y empresas cuya corriente de ingresos proviene de las actividades económicas indicadas”, comenta.

Los factores asociados y el impacto del último registro del desempleo

Juan Bravo asegura que el hecho de que se produzcan menos bienes y servicios que hace un año atrás, ha deteriorado significativamente la generación de empleo asalariado formal en el sector privado, lo que ha derivado en una pérdida de dinamismo en la creación de empleo.

Según el experto, al trimestre mayo-julio 2023, el crecimiento del empleo fue de sólo 2%, mientras que la fuerza de trabajo creció al 3% anual. Ante esto, explica que los ritmos de creación de empleo no son lo suficientemente dinámicos como para absorber a todas las personas que se están incorporando al mercado laboral, lo que se traduce en un alza anual de la tasa de desempleo.

El director de OCEC UDP asevera que, al trimestre mayo-julio 2023, la creación anual de empleo asalariado formal en el sector privado fue de apenas 46 mil personas. Y detalla que esta creación anual de empleo se vio impulsada por el empleo asalariado en el sector público, que aumentó en 62 mil personas, y por el empleo asalariado informal en el sector privado (empleo bajo subordinación, pero donde el empleador no paga las cotizaciones de vejez o salud), el cual aumentó en 54 mil.

De este modo, el economista señala que el empleo asalariado público y el empleo asalariado informal en el sector privado explicaron el 65% de la creación anual de empleo al trimestre mencionado.

“Es decir, el empleo asalariado formal en el sector privado está relegado a un tercer lugar de importancia en la generación de nuevos puestos de trabajo. Por el contrario, en una economía que crece a tasas robustas, es este tipo de ocupaciones el que lidera la creación de empleo. La dramática disminución en la generación de empleos asalariados formales en el sector privado es un síntoma inequívoco del impacto pernicioso que ha tenido la contracción de la actividad económica sobre el mercado laboral”, agrega.

La directora de Espacio Público, Andrea Repetto, destaca la importancia de analizar otros factores que pueden tener efectos estructurales, como la creación de la PGU que, según la experta, pudo haber reducido la oferta laboral de adultos mayores, y un eventual cambio en las preferencias de los trabajadores hacia el trabajo a distancia que “no tiene un calce en las ofertas de puestos laborales disponibles”. También, sostiene que pueden incidir los mayores costos laborales asociados a una jornada más corta, al alza en el salario mínimo y a una posible mayor cotización previsional.

Lo que se puede proyectar

Andrés Acuña prevé que, sobre la base de la información disponible, es probable que se registren tasas de desempleo cercanas o levemente superiores al 9% en los dos siguientes trimestres móviles, es decir, junio-agosto y julio-septiembre de 2023. Al respecto, menciona que, a los factores estacionales negativos -en términos de generación de empleo- durante la temporada invernal, se adicionan aquellos vinculados a la magnitud del desastre climático que golpeó nuevamente a la agricultura de la Macrozona Centro-Sur.

Finalmente, el académico señala que es esperable que las cifras de desempleo nacional registren una tendencia a la baja durante el cuarto trimestre del presente año, condicionado a la magnitud de los efectos señalados, por lo que la tasa de desempleo podría promediar un 8,55% durante 2023.

“Las cifras de desempleo son altas, así que hay poco espacio para que empeoren mucho. Uno esperaría que los efectos de las bajas en las tasas de interés comenzarán a tener algún efecto en uno o dos trimestres, además de la estacionalidad del verano que es mejor en términos de empleo. Entonces, se esperaría que ya hacia inicios del 2024 las cifras mejoren”, proyecta Javier Mella, académico de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes y doctor en Finanzas.

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