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Desnutrición y malnutrición infantil en Chile: Lo que muestran las cifras y por qué preocupa el aumento

Frente a los datos del gobierno, expertos y académicos definen las principales causas y medidas que debieran aplicarse.

Según el Mapa Nutricional 2021 de Junaeb, la desnutrición infantil en estudiantes de prekínder y kínder registró un aumento del 1,8% en 2019, a un 2,6% entre los años 2020 y 2021. La pandemia, el aumento del costo de los alimentos y las dificultades económicas de algunos grupos poblacionales han sido los principales factores en estas cifras.

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“El panorama nutricional en Chile está marcado principalmente por la obesidad infantil y sus comorbilidades. Esto no hace menos importante las cifras crecientes de desnutrición infantil, ya que pone en alerta de cómo los problemas nutricionales son muy prevalentes en nuestra población infantil”, manifiesta Edson Bustos, docente e investigador de la Escuela de Nutrición de la Universidad Finis Terrae.

¿Qué indican las cifras?

De acuerdo con el último Mapa Nutricional de Junaeb, la desnutrición infantil en estudiantes de prekínder y kínder aumentó de un 1,8% el 2019, a un 2,6% entre 2020 y 2021. La malnutrición por exceso vio un aumento del 54,1% al 58,3%, mientras que el retraso en tallas, que demuestra un bajo desarrollo en menores, pasó de 5,5% al 6%.

Según la Cepal, Chile es uno de los pocos países en el mundo que “logró erradicar la desnutrición entre la década de 1960 y 1980”. Esto se debió a la aplicación de políticas materno-infantiles que permitieron, incluso, soportar dos crisis económicas severas (1974-1976 y 1982-1986).

Edson Bustos señala que en la década del 60’, alrededor de un 37% de los niños chilenos presentaba desnutrición, lo que supuso un punto de inflexión en ese periodo, que llevó a la instauración de diversas políticas públicas a nivel nacional que apoyaron de manera muy efectiva la disminución de estas cifras.

“Fue así como en la década del 90’, la desnutrición infantil era de un 8%, y en el 2000 de un 2,9%. Esta disminución se mantuvo durante los años siguientes, solo observando un aumento importante en los dos últimos reportes de Junaeb”, asegura Bustos.

Fernando Vio, profesor titular del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile, explica que la desnutrición dejó de medirse como tal (en forma separada y especial) el año 1993, cuando el valor de desnutrición total equivalía al 5,3% en menores de 5 años, en base a la referencia SEMPË y el indicador Peso/Talla.

Según argumenta el experto, estas cifras suponían un mínimo de desnutrición moderada y nada de desnutrición severa, por lo que desde entonces se considera que la desnutrición, como problema de salud pública, está erradicada en Chile.

Con respecto al alza reciente registrada, el académico asegura que “estos son valores extremadamente bajos en un país cuyo principal problema de salud y nutrición es el incremento explosivo de la obesidad infantil”.

Como demuestra la Tabla N°7 del Mapa Nutricional 2021:

• La obesidad total fue de 25,4% el año 2020, y aumentó a un 31% en 2021
• La obesidad severa aumentó de un 7,6% en 2020 a un 10,8% en el año 2021

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El director del INTA, Francisco Pérez, señala que en el período de tiempo 2009-2021, el peso normal ha ido cayendo consistentemente, desde alrededor del 49% a un 34,3%, y la obesidad total ha subido en este rango de años del 15,9% al 31%.

“Lo anterior tiene un correlato directo con el fenómeno llamado ‘hambre oculta’, es decir, existe un desequilibrio nutricional que se observa rápidamente en alteraciones y deficiencias de micronutrientes como vitamina D, vitamina B12, Calcio, Zinc, entre otros. Dichas deficiencias ciertamente predisponen a poblaciones jóvenes al desarrollo de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, dislipidemias y deficiente estructura ósea”, asevera Pérez.

¿Qué factores han incidido en las cifras actuales?

Fernando Vio indica que el reciente aumento en desnutrición infantil (1,8% a 2,6%) puede deberse a que un grupo muy vulnerable de la población dejó de tener ingresos, y además, los niños no pudieron acceder a la alimentación que entrega Junaeb en jardines infantiles y escuelas, lo cual habría producido este aumento de desnutrición en grupos específicos de niños.

De acuerdo con Edson Bustos, este aumento tiene un carácter multifactorial, que se ha debido:

• Al cierre de las escuelas.
• El aislamiento físico con pares.
• Uno de los principales limitantes y favorecedores la malnutrición, se debe a la inadecuada elección de alimentos por parte de los padres y adolescentes, así como el alto precio de los alimentos.

¿Qué medidas deberían tomarse?

Según Fernando Vio, debería focalizarse la ayuda alimentaria en los sectores más vulnerables, con alimentos saludables como verduras, frutas, legumbres, lácteos sin grasa, pescados y otras carnes.

“Normalmente las ayudas son con alimentos envasados como harina, arroz, aceite, fideos, enlatados, que son los menos saludables, aportan muchas calorías, pocos nutrientes y aumentan la obesidad”, explica el experto.

Francisco Pérez señala que esta “sindemia de obesidad” debe abarcarse en forma multifocal, y argumenta que no basta sólo con la mirada desde los alimentos y la actividad física, sino que también hay que observar los entornos alimentarios, la accesibilidad a mejores condiciones de vida, áreas verdes, sustentabilidad, seguridad ciudadana, entre otros. “La unión de diversos sectores como educación, salud, agricultura, son elementos claves en la estrategia para poder aplanar esta pendiente”, manifiesta el director del INTA.

Edson Bustos sostiene que de las medidas más importantes que deben tomarse, están el fortalecimiento de la atención primaria, especialmente las consultas nutricionales de infantiles.

“Adicionalmente, debemos fortalecer y hacer seguimiento de los programas alimentarios que existen aquí a nivel nacional, como también implementar adulación alimentaria nutricional a nivel escolar, la cual involucre no solamente a los niños, sino que también a docentes y apoderados”, añade Bustos.

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