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“Tenemos ocho horas escuchando a usted describir un país muy distante del que estamos sintiendo todas las madres y mujeres venezolanas (…) Este es el momento de darle respuestas al país (…) Esto es lo que quería escuchar la Venezuela decente, la que no quiere avanzar definitivamente al comunismo. Quiere respeto a la propiedad”. Así, con esos argumentos, se enfrentó María Corina Machado, líder opositora, al ex Presidente Hugo Chávez, en medio de un acto plagado de partidarios del fallecido gobernante, quienes la interrumpían y la abucheaban ruidosamente. Chávez le contestó: “Yo lo que le sugiero, es que gane primero las primarias, porque está fuera de ranking para debatir conmigo (…) Águila no caza mosca, diputada”. El público chavista estalló en aplausos.

Esa misma mujer, varios años después, ha sido distinguida con el Premio Nobel de la Paz, tras consolidarse como una figura clave en la oposición venezolana. El Comité Noruego del Nobel le otorgó el reconocimiento por “su incansable labor en la promoción de los derechos democráticos del pueblo de Venezuela”.

Machado nació en 1967 en Caracas, en el seno de una familia vinculada a la industria siderúrgica. Desde joven mostró interés por la política, aunque en un inicio desarrolló una carrera empresarial, enfoque que influyó en su visión sobre la libertad económica. Antes de convertirse en diputada, fundó en 2002 la organización civil Súmate, en plena crisis política venezolana. Esta entidad, dedicada a promover la transparencia electoral y la participación ciudadana, la proyectó como un nuevo rostro político. En 2004, Súmate organizó la recolección de firmas para el referéndum revocatorio contra Chávez.

En ese contexto, el gobierno chavista la acusó de conspiración, lo que terminó por consolidarla como una de las principales voces opositoras. En 2010 fue electa diputada de la Asamblea Nacional. Su labor parlamentaria se caracterizó por discursos firmes contra el chavismo y denuncias sobre violaciones de derechos humanos, corrupción y el deterioro institucional del país.

En 2012 fundó Vente Venezuela, partido político de orientación liberal que propone un modelo contrario al socialismo, basado en el libre mercado, el respeto a la propiedad privada y el Estado de derecho.

Desde entonces, la líder opositora se ha convertido en un referente central de la resistencia al modelo socialista. Su férrea postura le costó la inhabilitación política en 2023, que le impidió postular a las elecciones presidenciales de 2024, motivo por el cual apoyó la candidatura de Edmundo González Urrutia.

Conocida popularmente como “la dama de hierro”, Machado ha dedicado su carrera a la defensa de los derechos ciudadanos, lo que hoy se refleja en la obtención del Nobel de la Paz.

Impacto de su figura política

Según José Noguera, director del Magíster en Ciencias Económicas y analista internacional de la Universidad de Santiago de Chile, el principal impacto de Machado radica en que logró unificar a la oposición democrática venezolana bajo un liderazgo firme y civil, orientado hacia una transición pacífica a la democracia mediante el voto.

El experto explica que la dirigente “ha impulsado movilizaciones pacíficas y llamados a la unidad, enfrentando de forma cívica las decisiones ilegítimas del régimen, como la toma de posesión de Maduro sin la publicación de resultados electorales”. Noguera añade que Machado ha mantenido una postura coherente en favor de una transición democrática no violenta y ha denunciado hostigamientos, detenciones arbitrarias e inhabilitaciones políticas ante organismos internacionales.

Por su parte, Roberto Munita Morgan, director de Administración Pública de la Universidad Andrés Bello, afirma que el impacto de María Corina Machado “es enorme y debe analizarse en perspectiva histórica”. Para el académico, aunque Venezuela ha tenido figuras opositoras relevantes como Henrique Capriles o Leopoldo López, Machado se ha convertido en una especie de “primus inter pares”, reconocida por su lucha constante por la democracia y la paz durante más de dos décadas, con grandes costos personales y familiares.

Significado del premio para la oposición venezolana

Desde la mirada de Munita, este premio representa un impulso crucial para la oposición venezolana, fortaleciendo su resistencia frente al oficialismo y aumentando la presión internacional sobre el régimen. Agrega que, junto con el liderazgo de González Urrutia desde el extranjero, se vislumbra una nueva etapa en la articulación opositora.

El académico Jaime Abedrapo, director del Centro de Derecho Público y Sociedad de la Universidad San Sebastián, destaca que la figura de Machado restauró la credibilidad de la oposición venezolana. En sus palabras, el Nobel de la Paz ha devuelto a Venezuela la atención internacional y se ha convertido en un recordatorio del drama político y social que vive el país. Abedrapo sostiene que este reconocimiento funciona como un “espaldarazo moral” para la oposición y refuerza la tensión en la relación entre Caracas y Washington.

En tanto, Noguera considera que este reconocimiento “tiene profundas implicaciones para el futuro político del país”, pues consolida a Machado como la líder opositora venezolana más reconocida a nivel global. A su juicio, el galardón le otorga un “blindaje moral” frente a los intentos de deslegitimarla y la posiciona como referente de la lucha no violenta en América Latina.

Además, señala que el Nobel permitirá reagrupar a la oposición en torno a un liderazgo validado internacionalmente, disminuyendo tensiones internas y fortaleciendo su rol en eventuales negociaciones políticas. “El premio convierte a Machado en una figura ineludible en cualquier diálogo sobre el futuro de Venezuela (…) y la posiciona al nivel de otros que han liderado la lucha no violenta como forma de cambio, como Mahatma Ghandi, Martin Luther King o Nelson Mandela”, concluye Noguera.