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Jorge Valdivia, ¿el crack que no fue?

Sólo en Brasil te perdonan la caipiriña y la modelo en el entretiempo… siempre que seas campeón. Y el “Mago” se quedó sin trucos.

Durante la época del escándalo por el “bautizazo”, mientras en Chile se pedían las penas del infierno en contra de los cinco seleccionados involucrados en el episodio, en Inglaterra se recordaba un nuevo aniversario de la muerte de George Best, ese talentoso mediocampista del Manchester United.

El “Mago” Valdivia y el Best joven –que hubiera gozado haber sido el anfitrión de un bautizo donde hasta el agua bendita se tomaran los invitados -, tienen mucho en común, por eso, como hincha, fue una infeliz casualidad que el escándalo de “La Roja” coincidiera con un onomástico tan triste para el planeta fútbol.

¿Similitudes entre el crack criollo y el talento irlandés? Con el balón en los pies, el “Mago” también paraliza multitudes. Y más que goleador, también es un genial habilitador que goza con el pase entre líneas, la jugada perfecta, imposible, que deja al compañero con el gol servido.

Jorge Valdivia

Foto: LUN

Valdivia ya perdió su oportunidad de triunfar en un club importante.

El problema es que la adicción por el juego, desborda el césped.

Le pasó a Best, le pasó a Garrincha, a Maradona, a Cantona, a Guti, a Gascoigne, divididos todos entre el fútbol y la noche; un mal igual de endémico en el deporte chileno. ¿Se acuerda del “liguriazo” del Chino Ríos, del “puerto-ordazo”, del “cucutazo”, del “dublinazo”? Y… el bautizazo.

Valdivia, casado con una ex bailarina de Mekano, con más capacidad de perdón que el mismísimo Gandhi.  Promete “una nueva vida” y sueña con jugar por Chile el Mundial de Brasil 2014.

Su problema es que arrastra un lío tras otro, como le pasó a los rehabilitados Pinilla y Medel. Muchos, en su defensa, dirán que la vida privada es sagrada. Lo malo es que los líos, consciente o no, lo terminan perjudicando dentro de la cancha, y no sólo a él; también a los equipos donde milita.

Matices más o menos, entre unas estrellas y otras, lo patético es que quizás ninguna desperdició tanto su talento como Valdivia.

Su festiva personalidad le jugó en contra a la hora de firmar por un grande de Europa. A Valdivia, de quien todos esperábamos que jugara en un club de la talla del Barcelona como ocurre con Sánchez, no le quedó otra, en su mejor momento, que optar por los paseos en camello y los petrodólares. Brasil es su hábitat natural. Allí te perdonan la caipiriña y la modelo en el entretiempo… siempre que seas campeón. Palabra desconocida en esta  última versión para Valdivia.

El “Mago” fue goleado por la farándula, ese mundo donde la modelo de discoteque, el futbolista, la seudo estrella televisivas y todo tipo de personas con pasado y presente de dudosa reputación se apuñalan y se abrazan con la misma facilidad que los borrachos en las cantinas. Y puede ser demasiado tarde para sacar nuevos trucos del sombrero.

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