A las 11.30 hrs. de la mañana del 5 de abril de 1994 el mundo de la música popular se vistió de luto. Ese día, el célebre compositor, cantante y guitarrista Kurt Cobain, líder de Nirvana, se descerrajó un tiro de escopeta en la cabeza en su casa de Seattle, Estados Unidos. Atormentado durante gran parte de su vida por la depresión, la adicción a las drogas, una bronquitis crónica y un intenso dolor físico debido a una condición estomacal crónica que jamás le fue diagnosticada, Cobain, de 27 años de edad, antes de suicidarse dejó una nota de despedida dedicada a su esposa en un pequeño jarrón de flores, diciendo otras cosas: “Por favor, Courtney, sigue adelante. Por Frances. Por su vida, que va a ser mucho más feliz sin mí. los quiero, ¡los quiero!”.

Si bien la noticia del suicidio de Kurt Cobain impactó a millones de sus fans alrededor de todo el mundo, muchos de sus allegados, amigos y familiares afirman que el joven y talentoso músico estaba predestinado a quitarse la vida, cosa que al parecer él mismo también sabía. A los catorce años de edad, de hecho, Cobain le dijo a un amigo una frase que resultaría sorprendentemente profética: “Voy a ser una gran estrella de la música, me suicidaré y me veré rodeado de un halo de gloria”.

El suicidio, por cierto, sería un tema que estuvo muy presente en todo el arte -musical y visual- desarrollado por Cobain. En la canción “Milk It”, dedicada a su esposa Courtney Love, por ejemplo, Cobain canta la frase “el suicidio está en el lado bueno”, sin mencionar que el músico y sus socios de Nirvana grabaron una canción de su autoría cuyo explícito título era “I Hate Myself and Want to Die” (“Me odio y quiero morir”), lanzada por primera vez en noviembre de 1993 en el álbum recopilatorio “The Beavis and Butt-Head Experience”.

En 1992, cuando Nirvana ya comenzaba a acariciar la fama y el éxito mundial, Cobain declaró en una entrevista al canal MTV que, en caso de quitarse la vida, lo haría tomando drogas.

Los dibujos y videos realizados por el músico también entregaron indicios de que la muerte por suicidio lo esperaba a la vuelta de la esquina. La portada del demo que Kurt Cobain grabó con su primer grupo musical, Fecal Matter, consistía en el dibujo de un hombre amputándose los miembros con un hacha, dibujo que recibió el críptico nombre de “Mr. Sunshine hacks himself up” (“El Señor Sol se despedaza a sí mismo”).

Y en 1984, cuando Kurt tenía 17 años, ayudado por Dale Crover (futuro baterista de los Melvins) y el bajista de Nirvana, Krist Novoselic, grabó con una cámara super 8 un cortometraje casero de terror que lo mostraba cortándose las venas con el filo de una lata, chorreando litros de sangre falsa y representando su propia muerte. El título de este corto era muy explícito y no admitía ninguna interpretación: “Kurt’s Bloody Suicide” (“El Suicidio Sangriento de Kurt”).

Ryan Aigner, manager de la primera formación de Nirvana, confesó al biógrafo Charles Cross que Kurt Cobain le había dicho que no llegaría a cumplir 30 años y que ya sabía cuál era su destino final. “Era el suicidio personificado. Tenía aspecto de suicida, caminaba como un suicida y hablaba como un suicida”, relató Aigner en la biografía “Heavier Than Heaven”, que detalla que en los propios diarios escritos por Cobain se puede leer cómo el rubio músico había planeado cada uno de los pasos que lo llevarían a la fama, incluso varios años antes de que sucedieran, escribiendo también sobre cómo terminaría dramáticamente su vida.