En 1981 Medjugorje era un pequeño pueblo de la antigua Yugoslavia sometido bajo la dictadura comunista y rodeado de una población mayoritariamente musulmana, que vivía del tabaco, de las viñas y de la ganadería. El 24 de junio de ese año, día de San Juan Bautista, seis jóvenes de ese pueblo entre 10 y 16 años de edad -llamados Ivanka Ivankovic, Mirjana Dragicevic, Milka Pavlovic, Vicka Ivankovic, Ivan Dragicevic e Ivan Ivankovic- presenciaron en el monte Monte Podbrdo una visión celestial: la Virgen María.

A una distancia indeterminada, los menores presenciaron la aparición de una hermosa joven de unos dieciocho años, de ojos azules y pelo moreno, con la tez blanca y las mejillas ligeramente sonrosadas, que sostenía en sus brazos a un pequeño bebé al que no lograron ver, aunque apreciaron que se movía envuelto en una manta. La joven vestía un largo vestido azul claro, y un velo blanco cubría su cabeza, sus hombros y su espalda. La muchacha, de una belleza indescriptible según relataron los menores, no pisaba el suelo, sino que flotaba a un metro de altura sobre él, y sus pies estaban cubiertos por una nubecilla blanca.

Cuando la visión les hizo señas con una mano para que se acercaran a ella, los seis jóvenes huyeron asustados, aunque volvieron al otro día. Según relataron, ese día, preludiado por tres rayos de luz, vieron de nuevo a la Virgen María, esta vez sin el Niño. Era indescriptiblemente bella, sonriente y alegre, y su voz era “indescriptible, como una melodía” de un instrumento que no habían oído jamás.

Después de rezar, algunos de los chicos se atrevieron a hablar con ella, siendo la primera Ivanka, quien le preguntó si podría ver a su madre, fallecida dos meses atrás. La señora le contestó que sí la vería, pero no en ese momento, sino más adelante, y que no se preocupase, pues su madre estaba con ella. Mirjana pidió entonces alguna señal para que sus familiares y amigos les creyesen, ante lo que la señora se limitó a sonreír.

A los pocos minutos para ellos, aunque media hora para los testigos, la señora se despidió diciendo: “Dios esté con vosotros, mis ángeles”. Los niños le preguntaron si la verían el día siguiente, y ella contestó que sí asintiendo con la cabeza. El 29 de junio de 1981 la policía yugoslava detuvo a los pequeños visionarios y los llevó al hospital psiquiátrico de Mostar para someterlos a pruebas. El informe confirmó su sanidad mental y fueron liberados por la noche, regresando al Monte Podbrdo, donde presenciaron una nueva aparición.

Estas visiones se repetirían durante siete días en total, trastornando totalmente la apacible vida del pequeño pueblo de Medjugorje (ubicado en la actual Bosnia-Herzegovina), que de inmediato se convirtió, para gran disgusto de las autoridades comunistas, en un lugar de peregrinación.

Según los menores, ver a la Virgen era como “estar en el paraíso”. Alguno de los niños le pidió que se apareciese en la parroquia y ante todo el mundo, pues así podrían creerles: “Bienaventurados aquellos que sin haber visto, han creído”, contestó la Virgen María, pidiéndoles posteriormente que rezaran y que pidiesen oraciones a todos los demás, diciéndoles “La paz debe reinar entre el hombre y Dios, y entre todos los hombres”.

A partir del 1 de marzo de 1984, los videntes comenzaron a difundir mensajes para la humanidad por parte de la Virgen María. Inicialmente, estos mensajes se revelaron todos los jueves, luego comenzaron en 1987 los 25 de cada mes.

Durante las apariciones, la Virgen, además de entregar mensajes que recordaban las enseñanzas de la iglesia con el fin de alcanzar la paz en el mundo y la conversión de todas las almas por medio de la oración, el ayuno, la lectura de la Biblia, los sacramentos y la Eucaristía, les habría dado a conocer a los niños 10 secretos.

Los dos primeros secretos fueron avisos para la humanidad, especialmente para los habitantes de Medjugorje, los receptores principales de los futuros acontecimientos contenidos en estos dos primeros secretos. El tercer secreto fue anunciado como “una señal visible” en el monte Podbrdo, lugar de la primera aparición: “Será una señal material, se podrá ver y tocar, será indestructible y perdurará para siempre. Será un signo de conversión para todos”. De los secretos 4°,5° y 6° no se sabe nada de su contenido, mientras que el 7° y 8° secretos se sabe que el primero fue mitigado porque muchas personas rezaron y ayunaron. “Con la oración y el ayuno podéis conseguirlo todo” y “con la oración y el ayuno se pueden detener las guerras…”, habría dicho la Virgen María en 1982.

Los secretos 9° y 10°, finalmente, se refieren a toda la humanidad. Son “castigos” por los pecados de los hombres. Según las palabras de la Virgen, si toda la humanidad se convirtiera se podrían mitigar, “pero no es posible evitar completamente el castigo. Id por el mundo, contad a los que glorifican a Dios y a los que Le ofenden. Dios no puede soportar esto más tiempo”.

Las apariciones marianas de Medjugorje se han convertido desde 1981 hasta la fecha en un fenómeno espiritual que ha llevado hasta este pequeño pueblo de Bosnia Herzegovina a millones de peregrinos venidos desde países de los cinco continentes, quienes han experimentado una particular experiencia espiritual que, en muchas ocasiones, ha cambiado la vida de quienes han acudido hasta allí en peregrinación, como lo demuestran los miles de testimonios de curación y conversión, así como los centenares de vocaciones, obras caritativas y nuevas órdenes religiosas surgidas desde entonces.