El actor británico Alec Guinness (1914-2000), destacado intérprete de teatro, cine y televisión, pese a protagonizar en su carrera auténticos clásicos cinematográficos como “Lawrence de Arabia” y “El Puente sobre el Río Kwai”, se hizo realmente conocido a nivel planetario gracias a la trilogía original de Star Wars, donde personificó a Obi Wan Kenobi, el sabio maestro Jedi con poderes extrasensoriales que ayudaba al joven Luke Skywalker a conocer los insondables misterios de la Fuerza.

Curiosamente, Alec Guinness, 22 años antes del estreno de “La Guerra de Las Galaxias”, protagonizó en 1955 un extraño episodio paranormal con el mítico y joven actor norteamericano James Dean, trágicamente fallecido el 30 de septiembre de ese año en un accidente automovilístico, tras protagonizar sólo tres películas que lo convertirían en leyenda: “Rebelde sin causa” (1955), “Al Este del Paraíso” (1955) y “Gigante” (1955).

El 23 de septiembre de 1955, siete días antes de la muerte de James Dean, Alex Guinness, tras conocer al joven actor en las afueras de un restaurante de Los Ángeles, tuvo un extraño presentimiento y le advirtió a Dean que si se subía al pequeño automóvil Porsche Spyder 550 que se acababa de comprar, moriría en un accidente automovilístico dentro de una semana. En efecto, cumplido ese plazo fatal, el joven actor se encontró con la muerte en una carretera de Salinas, California, mientras conducía un descapotable deportivo de color gris al que bautizó como “Little Bastard” (“El Pequeño Bastardo”).

Durante una entrevista para el programa “Parkinson Talk”, Alec Guinness, quien a mediados de los años 50′ ya era una celebridad que había deslumbrado a la crítica interpretando destacados papeles y atesoraba una nominación al Oscar como mejor actor por la película “Oro en barras”, recordaría que en septiembre de 1955 junto a la guionista Thelma Moss acababan de llegar a Los Ángeles, Estados Unidos, desde Copenhague.

Tras 16 horas de vuelo ambos estaban cansados y hambrientos, pero, luego de ser rechazados en tres restaurantes de esa ciudad porque Moss vestía pantalones, se resignaron a retirarse del cuarto restaurante por falta de mesas. Sin embargo, mientras se alejaban del lugar claramente decepcionados, una joven celebridad vino en su ayuda.

Guinness relataría que “escuché pasos corriendo por la calle, y era James Dean. Me dijo: ‘Estaba en el restaurante y vi que no habías podido conseguir mesa. Mi nombre es James Dean, ¿quieres unirte a nosotros?’. Nosotros aceptamos de muy buena gana y mientras nos encaminábamos de vuelta al restaurante, a la mesa de Dean, en el patio de este pequeño restaurante, estaba esa cosita plateada, muy elegante, toda envuelta con celofán y con un ramo de rosas atadas al capó. Le pregunté a Jimmy qué velocidad alcanzaba, a lo que Dean me respondió que llegaba a los 250 km/h”.

Alec Guinness recordaría con estremecimiento que “entonces algo extraño se apoderó de mí. Sentí un frío de muerte y con una voz casi diferente le dije a Jimmy: ‘Debo decir algo: por favor, no te subas a ese auto. Si lo haces, si te subes a ese auto, ahora es jueves, a las 10 en punto de la noche, a las 10 en punto de la noche del próximo jueves, estarás muerto”.

Dean, al cabo, sólo se rió del macabro comentario que había hecho Guinness y el grupo procedió a tener una cena muy agradable, tal como consigna la autobiografía del actor británico, “Blessings in Disguise”.

Sin embargo, la profecía del actor que encarnaría dos décadas más tarde a Obi Wan Kenobi en “La Guerra de las Galaxias” se cumpliría indefectiblemente. El 30 de septiembre de 1955, James Dean y su mecánico de confianza, Rolf Wuetherich, se dirigieron a una competición de fin de semana a bordo del “Little Bastard”. Cerca de las 15:30 horas, una patrulla policial los detuvo al sur de Bakersfield y les puso una multa por ir a exceso de velocidad en una zona limitada.

Más tarde, mientras James Dean conducía por la Ruta 466, a la altura de Cholame, un estudiante de 23 años llamado Donald Turnupseed, tras girar inesperadamente en una intersección al volante de un Ford, colisionó de frente con el Porsche del protagonista de “Rebelde sin causa”.

El Spyder deportivo 550 plateado quedó totalmente destrozado por el impacto y Wuetherich resultó gravemente herido, pero sobrevivió, aunque Dean no tuvo la misma suerte. Se partió el cuello y falleció instantáneamente. Tenía sólo 24 años.

“James Dean murió el jueves siguiente por la tarde en ese auto. Fue una de esas cosas raras que pasan en la vida. Fue una experiencia muy, muy extraña y espeluznante. Él me agradaba mucho. Me hubiera encantado haberlo conocido más”, confesó Alex Guinness, el mismo actor que poseído por un inexplicable presentimiento paranormal vaticinó la muerte de una de las más grandes estrellas de Hollywood.

Dos años después de aquel episodio, Alex Guinness ganaría un premio Oscar al Mejor Actor por la película “El Puente sobre el Río Kwai”, consiguiendo en los años siguientes tres nominaciones más, entre ellas una por su memorable papel de Obi Wan Kenobi en “La Guerra de las Galaxias”.

Irónicamente, la guionista Thelma Moss, testigo directo de la premonición de Alex Guinness que anunció la muerte de James Dean, dejaría el cine para centrarse en la parapsicología, escribiendo un best seller titulado “Las probabilidades de lo imposible”.