El cartel más famoso del mundo es, sin duda, el Hollywood Sign, el gigantesco cartel que se encuentra emplazado en una de las laderas del Monte Lee, que forma parte del Parque Griffith, en el distrito de Hollywood Hills, en Los Ángeles, California. Inaugurado oficialmente el 13 de julio de 1923, el cartel con la palabra “Hollywood”, que ha aparecido desde entonces en miles de películas, fotografías, folletos de turismo y cortos publicitarios, es visitado anualmente por unos tres millones de turistas, que lo visitan como uno de los atractivos más icónicos de la ciudad de Los Ángeles y la meca del cine.

Curiosamente, la versión original del cartel no decía “Hollywood” sino “Hollywoodland”, el nombre que el promotor inmobiliario H.J. Withley había ideado para publicitar unos terrenos que quería vender. Su intención era que las letras -que medían cada una de ellas 13,7 metros de altura, mientras que la palabra que formaban se extendía por más de cien metros- sólo debían permanecer allí durante un año y medio, pero el auge del cine estadounidense hizo que se convirtieran en sinónimo de la industria y en un atractivo turístico de la ciudad y se quedaran allí para siempre.

Reinaugurado en 1978, el Hollywood Sign está ubicado en un terreno abrupto y empinado, y actualmente está rodeado por vallas para impedir el acceso no autorizado, aunque muchos de los turistas que lo visitan todos los años desconocen que un fantasma ronda desde la década del 30′ el famoso letrero.

En la noche del 16 de septiembre de 1932, una actriz galesa de 24 años llamada Millicent “Peg” Entwistle, desconsolada porque su contrato cinematográfico acababa de ser rescindido, caminó por el Parque Griffith y subió a la colina donde destacaba el cartel brillante de “Hollywoodland”, que por entonces fulguraba con cuatro mil lamparitas diseminadas en sus 13 letras.

Cuando llegó al pie de las letras, Peg dobló su abrigo y lo dejó en el suelo junto a su cartera, antes de subir la escalera que subía hasta la parte superior de la letra “H” del letrero. Una vez que llegó a lo alto, saltó al vacío y se mató.

A La mañana siguiente, un transeúnte encontró la cartera y el abrigo de la actriz y los llevó a la comisaría más cercana. Cuando los policías inspeccionaron el lugar, encontraron el cuerpo de Peg unos metros más abajo. En su cartera hallaron una carta de despedida que decía: “Tengo miedo, soy una cobarde. Lo siento por todo. Si hubiera hecho esto hace tiempo me habría evitado mucho dolor. P.E.”.

Peg Entwistle era una actriz que, tras protagonizar varios papeles en la escena teatral de Broadway, había decidido probar suerte en Hollywood, donde sólo consiguió un pequeño papel en la película “Trece Mujeres” (1932), la primera película sonora del estudio RKO Pictures. Sin embargo, su papel, que en un principio era bastante destacado, quedó muy deslucido, sin mencionar que su relación con el director George Archainbaud era pésima, lo que decidió al estudio a cancelar su contrato. Todo esto, sumado a la falta de ofertas de trabajo, la habría empujado a suicidarse.

Al leer la noticia de su muerte en los diarios locales, su tío Harold, con quien vivía en Los Ángeles y que la esperaba desde hacía un día en su casa, fue a la morgue e identificó su cadáver. La historia cuenta que, al volver desconsolado a su casa, el tío Harold encontró una carta dirigida a Peg y abrió el sobre. El papel tenía el membrete de la compañía Beverly Hills Playhouse y una oferta de trabajo: el papel principal en una película donde la protagonista era una joven actriz que enloquecía y acababa suicidándose.

Poco tiempo después del suicidio de Peg Entwistle, comenzaría a circular la leyenda del fantasma de la mujer que rondaba el cartel de Hollywood por las noches. Una leyenda que se agigantó todavía más a principios de la década de los ‘40, cuando la letra “H” -la misma desde cuya altura Peg había saltado- cayó derrumbada tras ser chocada por el automóvil Ford A que conducía en estado de intemperancia Albert Kothe, el cuidador del cartel. Kothe salió ileso, pero su Ford A y la letra quedaron destruidos.

Desde entonces, de tanto en tanto, alguien asegura haber visto a una mujer joven y rubia vestida con ropa de los años ‘30 que ronda el cartel y desaparece misteriosamente si alguien se le acerca.

Por lo pronto, se cuenta que los guardias que vigilan el letrero de Hollywood Sign con cámaras de circuito cerrado de televisión y detectores de movimiento para evitar que sea vandalizado, aseguran que periódicamente deben ir al lugar debido a que las alarmas comienzan a sonar frenéticamente, avisando sobre la presencia de un intruso. Y si bien en las cámaras del circuito cerrado no aparece nada y los guardias jamás encuentran a nadie, cada vez que van los recibe un penetrante perfume a gardenias, el mismo perfume que usaba Peg Entwistle, la actriz suicida cuya alma en pena al parecer sigue rondando el famoso letrero donde se quitó la vida en 1932.