El nombre de Juan Enrique Carreño, más conocido como el “Candonga” está para muchos de los futboleros chilenos asociado a las polémicas y las peleas dentro del campo de juego.

De hecho, histórico es el tren de combos que repartió el Candonga en el contexto de un partido entre Osorno y Huachipato en 1998, cuando el delantero jugaba por el equipo siderúrgico.

En el acto, más de cuatro combos de parte de Juan Carreño, los que fueron repartidos entre sus rivales y hasta contra un espectador del equipo contrario. Ese día, la pelea fue catalogada como “el Candongazo”.

En aspectos más positivos, Juan Carreño también destacó por sus goles. Incluso, por haber sido parte de la selección chilena que clasificó al Mundial de Francia 1998. Lo penoso acá fue que no fue considerado por el DT Nelson Acosta para viajar a Europa.

Recientemente, Carreño hizo noticia por aparecerse en el Estadio Monumental de Colo Col, cuando los albos levantaron la copa 33 ante O’Higgins. Antes de esto, pasaron más de 16 años que el ex delantero se alejó del fútbol, que le terminó haciendo tanto mal.

En conversación con LUN, Carreño explicó que gracias al balompié vivió en una realidad ficticia, una de dinero, fama, amigos y fiestas descontroladas. Eso, hasta el 2003, cuando colgó los botines.

Posteriormente, la vida del otrora delantero cayó en un pozo negro, en donde predominaron las drogas y el alcohol, adicciones que lo motivaron a tomar la decisión de recluirse en el campo, en donde terminó reencontrándose con su familia, sus valores y un estilo de vida que le permitió dejar los malos pasos.

De esa decisión, cuenta el Candonga Carreño, han pasado 16 años. Un periodo en donde señala ha trabajado de lunes a lunes por sacar adelante su campo de nectarines, que le permiten tener una vida tranquila en lo económico, muy bien en lo familiar y sana desde lo mental y físico. “El campo me salvó la vida”, reafirma Juan Carreño.