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Caso Zamudio: ¿Qué nos hace más o menos hombres?

El asesinato de Daniel Zamudio a manos de delincuentes nazis por ser gay abre una eterna discusión de intolerancia y discriminación de la que nuestro género tiene que hacerse cargo alguna vez.

Guía de: Hombres

Se dice, se cree y se piensa que ser hombres es, sin duda, un trabajo de tiempo completo. Tratar de ser una roca inanimada y sin sentimientos, un “mono sapiens” o una larva de harina es poco menos que el objetivo de nuestras vidas. Esa es una afirmación tan definitiva que a cualquiera que no encaje en ese molde lo catalogamos como un prototipo insuficiente de esa maldita aspiración masculina.

Lamentablemente, la ignorancia y la creencia desastrosa de un montón de generaciones nos acarreó devastadoras e intolerantes consecuencias, cuyo punto de partida es hoy la muerte del joven Daniel Zamudio a manos de un grupo de delincuentes que dicen ser nazis y que no son más que una representación de lo oxidadas y fuera de contexto de sus creencias.

Daniel Zamudio

Foto: El Mercurio

Un caso como la muerte de Zamudio nunca debe repetirse.

Especialmente, a la luz de los últimos hechos y de la muerte de este joven gay creo que en nuestro país, la intolerancia viene desde las bases, de la formación, de la educación, de la familia, de la calle, de la clase económica y política, de los que están cerca y los que están lejos de nosotros, de nuestros amigos y, más aún, de nuestros enemigos.

Aquí desde la más tierna infancia discriminamos al más débil y jugamos a excluir al que no sabe leer y escribir, al que usa pañales y chupete, al que no sabe jugar a la pelota o al que juega con las niñas en el recreo. Cualquier “rareza” es motivo de burlas, provocando las primeras malformaciones hacia la incomprensión, intolerancia, intransigencia, incompresión… En pocas palabras hacia la imbecilidad.

Si la única forma de aceptación que tenemos los hombres es encajar a los demás mediante sus actos, su comportamiento, su personalidad, sus defectos y virtudes, sus sentimientos o sus gustos, me provoca un serio rechazo lo que eso me presenta como género.

Mis disculpas

Ofrezco disculpas si alguien se siente ofendido o mi reflexión no está a la altura de lo que esperaban, pero después de conocer los cruentos detalles de la golpiza que sufrió Daniel y de la cadena de irreflexivas reacciones que ha generado su muerte, me sentía en la obligación de aportar con estas consideraciones bien personales.

Pienso que eliminar a los autores de tamaña aberración mediante una larga pena de cárcel, no basta para sepultar los errores que como sociedad estamos cultivando y que son mucho más perjudiciales que el acto mismo y que progresivamente nos van encasillando como país.

El necesario desde ya cambiar esta cavernícola mentalidad, darle un nuevo sentido a nuestras vidas, a la sociedad, imprimir valores de compañerismo y altruismo, de amor y humanidad, de alma y sentimientos.

La muerte de Daniel Zamudio es sólo un ejemplo de lo mal enfocados que estamos. Tenemos que trazar juntos un nuevo camino, donde la tolerancia, el respeto, la verdad sean lectura y forma de nosotros como seres humanos.

Si realmente optamos por entrar a un siglo XXI con obligaciones y carencias tenemos que dejar de ser un pueblo sin valores y de cánones medioevales.

Ser un país desarrollado y primermundista no pasa por desarrollarnos como potencia o tener elevados índices económicos. Es más que nada comprometernos con nuestra realidad: ponerle alma y corazón a nuestro pueblo. Y como hombres nos queda mucha tarea por delante.

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