Uno de los grandes atractivos turísticos de Rusia, mas allá de su milenaria cultura, sus antiquísimas ciudades y su detallada arquitectura, es la belleza de sus mujeres. Sin embargo, dentro del plano de la ilegalidad, uno de los circuitos turísticos que también funciona como un poderoso imán es el de la prostitución.

El país sede de la Copa Confederaciones y del próximo Mundial de Fútbol es conocido en el mundo entero por un negocio que mueve miles de millones de rublos, la moneda oficial del país euro-asiático, estimando según estadísticas oficiales en alrededor de un millón de trabajadoras sexuales.

No obstante, esa cifra no representa toda la magnitud del problema, ya que organizaciones activistas y asociaciones civiles que defienden el derecho de la mujer, tales como “La rosa plateada”, han asegurado que esa cifra clandestinamente podría superar fácilmente los 3 millones.

Y aunque la prostitución es ilegal es sabido que los rusos aceptan ampliamente estás prácticas, debido a que la situación económica no es tan solvente en todas las clases sociales, obligando a muchas mujeres a trabajar ofreciendo servicios que van desde el simple trabajo en night’s club hasta servicios explícitos en hoteles y departamentos.

No es menor el problema. Incluso el propio Presidente Vladimir Putin, una especie de ídolo político y superhéroe de aventuras en tierras rusas, recientemente salió en defensa de las prostitutas cuando se generó un escándalo por filtraciones telefónicas con su par estadounidense Donald Trump.

“Las prostitutas rusas son las mejores del mundo”, dijo en aquella ocasión, generando una gran ola de críticas, ya que la situación de clandestinidad y la poca deferencia que tienen los organismos gubernamentales con ellas las deja en una completa indefensión, en especial frente a los abusos, agresiones y extorsiones.

A propósito del torneo de fútbol que reúne a los campeones de los continentes, al campeón mundial y al elenco local, es que se han conocido algunas realidades sobre el negocio que involucra a millones de personas y que es tildado como “el oficio más antiguo del mundo”.

Olga Kyliuchenko es una trabajadora sexual de un conocido night club en Moscú y entregó su visión sobre el oficio: “Es común ver que las rusas trabajen como prostitutas, porque la situación económica a veces no es muy buena y son los turistas los que les gusta venir a visitarnos. Somos una atracción y a la vez una fantasía. En mi caso yo cobró 2 mil rublos (60 dólares) por mis servicios y todos los turistas los pagan sin problemas”.

Tanto en San Petersburgo, Moscú, Kazan y Sochi es posible apreciar tanto en las carreteras como en los locales céntricos a más mujeres que trabajan como prostitutas, en comparación con las principales ciudades del mundo, como Londres, Nueva York o Bangkok, de acuerdo a informes de medios de comunicación y de grupos de derechos humanos.

Es común ver a la policía de la capital rusa fiscalizando a las mujeres que aparentan estar ofreciendo sus servicios, lo que les reporta como castigo una poco onerosa multa de 1.500 rublos (55 dólares). Paradójicamente menos de lo que vale un servicio de una hora con un cliente.