No debe existir nadie en el mundo nadie que no conozca por sus películas o romances a la popular actriz Jennifer Aniston. Son miles las noticias que ella genera día a día y sus fanáticos siempre están ávidos por conocer más detalles de su vida, que supera los 50 años.

Y en esa prolífica carrera, más ligada a la comedia y al humor que a los dramas, la acción, el suspenso o las películas de ciencia ficción, tuvo un olvidado pasaje ligado a la llamada trilogía del placer: Sexo, drogas y mucho rock and roll.

En el 2001 y en pleno apogeo de su fama como “Rachel” en “Friends”, la actriz aceptó el rol de “Emily Poule” en la película llamada “Rock Star” protagonizada por Mark Wahlberg, la cual contaba la historia de un soñador vocalista de heavy metal que llega a convertirse en integrante de su banda favorita “Steel Dragon”.

En ese alocado viaje del protagonista “Chris Cole”, la actriz y el personaje principal se ven involucrados en múltiples uso de drogas, piercings y tatuajes, además de una explicita escena de sexo grupal con músicos y groupies, en la cual Jennifer Aniston tuvo una activa participación.

En ese conflicto por los excesos, el personaje de Aniston deja al vocalista y lo obliga a decidir entre la vida de una estrella de rock o su relación romántica. Al comienzo elige el primero, después abandona todo, rearma su carrera como vocalista y vuelve por ella.

La película del director Stephen Herek ha sido considerada entre las mejores que abordan el tema de la música, los excesos y el fanatismo desbordante de los fanáticos.

Sin embargo, pese a las críticas positivas, la película no fue fácil de rodar para la actriz, ya que fueron muchas las escenas eróticas, pero sólo aparecieron algunas en el corte final.

La situación fue reconocida en una entrevista por la propia actriz. “Algún día esas imágenes van a aparecer en formato “IMAX”, bromeó.