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¿Qué viene tras caída del PSOE y el triunfo del PP?

El Partido Popular concretó una victoria inédita, en la cual le dio una verdadero golpe de nocaut al PSOE. ¿Cómo se explica esto? ¿Qué esperar para España?

Con el primer recuento de votos (cercano al 16% del total de escrutinios), ya se comenzaba a establecer la rotunda, histórica y emblemática victoria del Partido Popular (PP), liderado por Mariano Rajoy, por sobre el alicaído Partido Socialista Obrero Español (PSOE), reflejado en las figuras del actual presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, y Alfredo Pérez Rubacalba, candidato a la presidencia.

El triunfo ha sido total. 44.62% de los votos para el PP y apenas 28.73% para el PSOE. 186 escaños del Congreso para el PP y 110 para el PSOE, dándole la mayoría absoluta al PP. Pero esto no es todo, pues el PSOE obtuvo su peor resultado desde el retorno a la democracia, ya que nunca antes había bajado de los 118 asientos parlamentarios (1977). A la inversa, el PP superó la marca de José María Aznar, que en 2000, apoyado por el PP, llegó a 183 puestos. A nivel de Senado, en comparación a 2008, el PP subió de 101 senadores a 136, en tanto que el PSOE bajó de 88 a 48.

Elecciones España

Foto: Reuters

Mariano Rajoy tendrá la dura tarea de lograr que España sufra los menores daños posibles en la actual crisis económica mundial.

Mientras el PSOE perdió cerca de 4.500.000 votos, el PP ha ganado alrededor de medio millón. Las grandes fuerzas ganadoras han sido Izquierda Unida (IU), Amaiur (que incluye la izquierda abertzale del País Vasco) y Unión, Progreso y Desarrollo (UPyD). IU pasó de dos a 11 escaños en el Congreso, Amaiur llegó a siete (y formará grupo parlamentario), y UPyD tendrá cinco asientos parlamentarios, pero por la ley electoral no podrá conformar un grupo parlamentario. CiU también ha sido un importante ganador, ya que pasó de diez a 16 puestos en el Congreso.

El PP ha dominado en 11 de las 17 comunidades autonómicas, siendo derrotado -en algo esperable-, en el País Vasco y en Cataluña. El PP le arrebata al PSOE Andalucía, Aragón y Canarias, al mismo tiempo que rompió el equilibrio en Asturias, Extremadura, Islas Baleares, La Rioja y Navarra, mientras que el PSOE perdió presencia en Cantabria, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia, Islas Baleares, La Rioja, Madrid, Murcia, Navarra y País Vasco. A nivel de provincias, el PP se impuso en 40, perdiendo en apenas cinco (Barcelona, Girona, Lleida, Sevilla y Vizcaya), en tanto que el PSOE sólo ganó en dos (Barcelona y Sevilla).

Se confirman los nacionalismos en Cataluña y el País Vasco, especialmente a través de las buenas votaciones del PNV y de CiU. En Ceuta y Melilla sigue triunfando, con gran porcentaje de apoyo, el PP.

Finalmente, el Congreso ha tendido hacia una mayor fragmentación, la cual se verá reflejada con la obligada convivencia de 13 grupos políticos. De las fuerzas extraparlamentarias, Equo (ecologista) y PACMA (antitaurino) han sido los más votados. Es posible que el primero de ellos incluso llegue al Congreso gracias a su alianza estratégica con Compromís.

Análisis, proyecciones y desafío de Rajoy

Los resultados son contundentes, pero cabe preguntarse por qué se ha producido esta hecatombe del PSOE. Durante el último mandato de José Luis Rodríguez Zapatero, la crisis económica le pasó la cuenta al gobierno del PSOE, quien en años anteriores había realizada importantes reformas en asuntos valóricos (como el matrimonio homosexual, el aborto o la píldora del día después) y en otros de índole social (jubilados, cesantía e inmigración).

Es así que a pesar de aquellos avances y de la bonanza económica que tuvo en su primer período, la gente comenzó a ver con malos ojos la administración de Zapatero y del PSOE. Se les acusó de haber derrochado los recursos económicos y, peor aún, de no haber sido capaces de asumir en buena forma los problemas financieros del país.

Esta situación se hizo insostenible luego que los efectos de la crisis fuesen imposibles de ser neutralizados o disimulados. Cerca de cinco millones de españoles cesantes, un millón y medio de familias sin trabajo, la cesantía en un índice próximo al 22% y una juventud sin fuente laboral (45% aproximadamente) fueron argumentos demasiado sólidos para provocar el derrumbe del PSOE.

Ni siquiera el anuncio del cese al fuego de ETA o la movida estratégica de poner al “viejo zorro” de Alfredo Pérez Rubacalba ha dado utilidades al PSOE, que he debido mirar, con resignación, el espectacular triunfo de la derecha española.

Elecciones España

Foto: Reuters

La cada de Rodríguez Zapatero es el fiel reflejo de los ánimos dentro del PSOE luego de la histórica derrota electoral.

A partir de ahora vendrá el período de reflexión del PSOE, que ya ha anunciado un congreso ordinario para febrero. En dicha instancia será momento de ver quién será al nuevo líder del PSOE. ¿Se mantendrá a Zapatero como rostro emblemático?, ¿se apostará a su resurrección?, ¿o se alzará a Rubacalba como la nueva figura del socialismo español?

En paralelo, el Partido Popular tendrá que buscar acuerdos en un fragmentado Congreso, que si bien le pertenece (por la mayoría absoluta) le puede dar muchos dolores de cabeza. Los números demuestran que el PP no ha aumentado su popularidad (apenas un poco más de 500.000 votos en comparación a 2008) y eso obliga a pensar que su triunfo se debe, principalmente, al descalabro del PSOE, cuyas preferencias se han distribuido entre IU, UPyD, los nacionalistas vascos y catalanes y también entre los que no votaron o lo que lo hicieron en blanco o nulo.

A su vez, el PP deberá tener mucho cuidado en las negociaciones con el País Vasco, que no sólo tendrá al Partido Nacionalista Vasco (PNV) como eje, sino que a la nueva fuerza de Amaiur, que a pesar de tener menos votos que el PNV ostentará una mayor representación (siete contra cinco escaños). El ascenso de IU, del CiU y de UPyD también tendrá que ser analizado en forma quirúrgica por el Partido Popular.

Por último, Mariano Rajoy tendrá grandes desafíos como nuevo presidente de España. Dentro de los principales se cuentan los siguientes:

-          Enfrentar la actual crisis económica del país

-          Lidiar con los nacionalismos, especialmente en el País Vasco y Cataluña. Particular atención tendrán las negociaciones con ETA.

-          Buscar el consenso en temas de gran relevancia, algo difícil dada la cantidad de fuerzas presentes en el Congreso y la situación actual del mapa político español. Además, existe descontento en ciergos partidos políticos por el actual sistema de representatividad.

-          Reinsertar a España en el marco de la Unión Europea, no sólo para conversar con sus pares sobre cómo enfrentar la situación de la deuda, sino que también para recuperar la confianza europea en España.

-          Dialogar con diversos sectores sobre temas sociales de alto impacto como las corridas de toros, las jubilaciones, el seguro de cesantía, la inmigración, el aborto, los derechos de los homosexuales, etc.

-          Manejar con prudencia las relaciones con Marruecos, su vecino y aliado en asuntos migratorios mediterráneos. Habrá que ver cómo se enfrentan los problemas en Ceuta y Melilla (Ejemplo: los feriados de la comunidad musulmana) y la situación del Sahara Occidental.

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