Libia-Marruecos, ¿el nuevo eje magrebí?
- Raimundo Gregoire, ex Guía Internacional
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El pasado 22 de agosto, el Reino de Marruecos reconoció, oficialmente, al Consejo Nacional de Transición (CNT) como el único representante válido del pueblo libio. Aquel gesto diplomático no fue un simple accidente o un oasis en medio del desierto. Claro, pues este importante paso ha estado acompañado del reconocimiento realizado por Egipto y Túnez, pero, quizás lo más importante, por las frías y complicadas relaciones entre el gobierno de Argelia, liderado por su presidente Abdelaziz Bouteflika, y el CNT.
Esto último, pues se han desarrollado algunas situaciones que, ciertamente, han hecho que los nexos entre el CNT y Argelia sean muy tensos y poco amistosos. En este sentido, lo primero es destacar que el gobierno argelino ha tenido disputas y desencuentros con el CNT y, peor aún, durante semanas se rumoreó acerca del apoyo que Bouteflika estaría entregando al dictador Muammar Al Gaddafi. Esto último pareció confirmarse, luego que las fuerzas rebeldes tomaran como prisioneros no sólo a guerrilleros tuareg (pagados por Gaddafi), sino que a cientos de integrantes del Frente Polisario.
Pero esto no fue todo, ya que la noche del 29 de agosto, Argelia decidió darle asilo a algunos familiares de Muammar Al Gaddafi, entre ellos su hija Aisha, quien dio a luz en territorio argelino. Lo paradójico es que este hecho coincidió con un anuncio no menor del gobierno de Argelia, es decir, que cerraría sus fronteras con Libia. Según Argel, esto era por motivos de seguridad, pero de todas formas dejó entrar a familiares cercanos de Gaddafi al territorio argelino.
Este hecho motivó la gran molestia y rabia del CNT, el cual recibió el apoyo de otros países, quienes aseguraron que los miembros del clan Gaddafi deberían ser entregados a la Corte Penal Internacional, tal cual había expresado, unos días antes, Abdelaziz Bouteflika.
Finalmente, y ante una gran presión internacional y regional, Argelia optó por reconocer al CNT libio el pasado 22 de septiembre, lo cual, en cierta medida, servirá para poner un poco de distensión al asunto.
Con esto, Mauritania es el único país magrebí que no han reconocido al CNT. El caso mauritano es muy curioso, pues aunque nunca hizo un reconocimiento oficial, en un primer momento dio a entender que apoyaba a los rebeldes, pero, posteriormente, aclaró que el CNT no era la autoridad oficial libia.
Con estos antecedentes, parece ser que el nuevo Magreb podría tener un nuevo eje, basado en los nexos entre Libia y Marruecos, los cuales estarían reforzados por el gobierno de Túnez. Así, Argelia quedaría aislada, no sólo por su histórica lucha contra Marruecos –por el asunto del Sahara-, sino que por su ambigua y poco afable relación con el CNT libio. Al respecto, se pueden destacar algunos hitos que sirven para confirmar el fuerte acercamiento que han tenido Libia y Marruecos en las últimas semanas.
Primero, el gobierno marroquí hizo, en medio de una reunión del Partenariado de Deauville, una invitación a Libia, para ser parte del Acuerdo de Agadir (firmado en 2006 por Egipto, Jordania, Marruecos y Túnez) y, también, para formar un “Gran Magreb”, unido no sólo en lo comercial, sino que también en lo Económico y Político.
Junto a eso, cabe consignar que el 1 de septiembre, en medio de la “Conferencia Internacional de apoyo a la Nueva Libia”, el primer ministro marroquí, Abbas El Fassi, declaró que Marruecos “apoyará y tendrá un rol en la transición libia”. Además, recordó que el gobierno de su país había sido uno de los primeros en reconocer al CNT libio. A su vez, el CNT libio expresó, anteriormente, que dará prioridad a las relaciones con aquellos países que lo han apoyado, dentro de los cuales está, por supuesto, Marruecos.
Otro elemento a tomar en cuenta es que la nueva Libia podría ser un gran aliado para Marruecos, lo cual, tiene gran relevancia en el asunto del Sahara Occidental, ya que en el pasado no sólo Argelia, sino que también Libia apoyó al Polisario (por más que después se alejara de dicha postura). Un acercamiento entre el gobierno marroquí y el libio no sólo ayudaría para construir un Magreb realmente unido, sino que podría, en el futuro, preparar el camino para un retorno de Marruecos a la Unión Africana y, por supuesto, relanzar la estancada Unión del Magreb Árabe.
Al terminar, no se debe olvidar que Túnez también ha reconocido al CNT y será interesante ver qué actitud tendrá respecto al Magreb, ya que bajo Ben Alí estuvo más preocupado de compatibilizar con Europa que con sus vecinos magrebíes. Si Marruecos, Libia y Túnez deciden trabajar en forma armónica, un nuevo Magreb se puede construir.
Y a eso se tiene que sumar el Acuerdo de Agadir, un protocolo que parecía olvidado, pero que ha vuelto a la luz tras la invitación hecha a Libia y luego que Palestina fuese confirmada como el quinto miembro. ¿Qué pasaría si el Acuerdo de Agadir integra a los grandes el norte de África, a Palestina, Jordania y excluye a Argelia? El aislamiento argelino sería una dura realidad para Abdelaziz Bouteflika.
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