Muerte de Gaddafi, ¿por qué impacta al mundo?
- Raimundo Gregoire, ex Guía Internacional
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Hablar de la muerte de Gaddafi y su paso por el poder es referirse, casi por completo, a la historia de Libia. Obtenida su independencia, en 1951, el monarca Idriss I se convirtió en la principal figura de la Libia independiente. Sin embargo, en 1969 se pondría fin a la monarquía, pues Gaddafi realizó un golpe de estado y, desde entonces, se dedicó a gobernar a su antojo.
Tras la Muerte de Gaddafi, conviene recordar que durante la década de los setenta hubo grandes avances en el país, tales como modernos aeropuertos, ampliación de puertos, más de 3.000 kilómetros de nuevas carreteras, un 95% de niños con escolarización, aumento de la producción nacional de alimentos básicos (con lo cual aseguraba el consumo del país), fertilización del desierto, creación de un río artificial y desarrollo de la empresa petroquímica.
En 1973 fue preparando el terreno a la Jamahiriya (“república de las masas”) y así estableció los “Comités Populares”, que serían los únicos órganos gubernamentales existentes. Los partidos políticos, eliminados apenas Gaddafi llegó al poder, sólo se mantenían en la clandestinidad y, por supuesto, como oposición (Agrupación Nacional Libia, Frente Nacional para la Salvación de Libia, etc.).
Este proceso de transformación se coronaría con el establecimiento oficial de la “Jamahiriya”, en 1977, cuya base no sería una constitución, ni algo parecido, sino que el famoso “Libro Verde”. Dicho texto habría sido escrito por Gaddafi en Sirte y sus primeros capítulos fueron conocidos en 1975.
Los principios del paradigma político de Muammar Al Gaddafi combinaban diversos elementos. Tras la muerte de Gaddafi hay que recordar que su modelo destacaba el panarabismo, socialismo, capitalismo, Islam y Filosofía (Jean Jacques Rousseau). Sin embargo, un pilar fundamental sería la gran admiración que sentía Muammar Al Gaddafi por Gamal Nasser.
Una de las grandes novedades sería, en términos religiosos, la única y exclusiva aceptación del Corán como mandato religioso, dejando a un lado la Sunna.
Segunda mitad de los setenta y años ochenta: conflictos y más conflictos
Ya establecido en el poder y habiendo instaurado su propia forma de gobierno, Gaddafi empezó a elaborar su política internacional, la cual, en un principio, se basó en una constante oposición hacia Occidente y, particularmente, respecto a Estados Unidos. Así fue que en 1972, asustado por el acercamiento de Egipto (bajo la era de Anwar El Sadat) hacia Estados Unidos, optó por proponer una unión egipcio-libia, la cual no resultó. Luego, en 1974, firmó con su par tunecino (Habib Bourguiba) la creación de la República Arabo-Islámica, compuesta por Libia y Túnez.
En paralelo, el líder libio ya comenzaba a mostrar sus movidas políticas, pues la Unión Soviética, rechazada en un primer momento, pasaría a ser un fiel aliado de Libia. En 1977 tendría una breve guerra con Egipto y, posteriormente, comenzaría los problemas con países africanos. Uganda (1979), Malí, Níger, Senegal y Túnez (1980) y Chad (1979-1987). El corolario sería la ruptura de relaciones con Marruecos, luego que Libia reconociera a la República Árabe Sahrawi Democrática (RASD).
Pero eso no sería todo, pues junto a eso tuvo choques con países árabes (Arabia Saudita e Iraq) y con estados europeos (Francia y Reino Unido). Además, inició su política de apoyo a guerrillas o movimientos secesionistas (en lugares tan diversos como Córcega, Filipinas o Mauritania) y grupos terroristas como Abu Nidal (Palestina).
Esto traería consigo un acercamiento al terrorismo de estado, lo cual quedó de manifiesto con sendos atentados como el que afectó a una discotheque en Berlín, Alemania (1986) y a un avión estadounidense en Lockerbie, Escocia (1988). En consecuencia, Libia fue quedando aislada y sólo logró mantener el apoyo de países con gobiernos radicales y, en muchos casos, con estados africanos y del Tercer Mundo.
La década de los 90, el nuevo Gaddafi
Entendiendo que el aislamiento internacional –especialmente por sus acciones terroristas- y el rótulo de paria le estaba jugando en contra (el país se había empobrecido), Muammar Al Gaddafi cambió su diplomacia.
Primero, intentó acercarse a sus vecinos magrebíes (Argelia y Túnez), algo que no funcionó, pero que le sirvió para lograr ser parte de la anhelada Unión del Magreb Árabe (UMA), oficializada en 1989.
Luego, comenzó a arreglar los diversos conflictos internacionales que había generado durante la anterior década. Esto le significó irse ganando, poco a poco, la confianza de algunos gobiernos. Sin embargo, recién en 2003 realizó un gesto de gran impacto, ya que no sólo prometió el pago de indemnizaciones a las familias de los muertos por el atentado de Lockerbie, sino que también declaró que pondría fin a su plan nuclear y a la construcción de armas de destrucción masiva.
Las consecuencias fueron inmediatas, ya que la ONU levantó las sanciones en el mismo 2003, mientras que Estados Unidos puso término al bloqueo económico en 2004. En los años posteriores (2005-2010) se llevarían a cabo diversos acuerdos entre Libia y sus ex enemigos, es decir, Estados Unidos y Francia. Todo llegaría a su punto culmine con el Tratado de Amistad y Cooperación firmado entre Muammar Al Gaddafi y Silvio Berlusconi.
¿Y ahora qué?
En medio de este contexto llegó la revolución y guerra civil de Libia. Tras los primeros meses quedó de manifiesto que las redes tejidas en África durante el período 1990 – 2010 dejaron un firme legado de apoyo hacia el líder libio. Por eso, no extrañó que fuese la OTAN la encargada de realizar bombardeos y apoyar a los rebeldes libios en su lucha por derrocar al dictador.
Tras cerca de ocho meses de intensa lucha las tropas insurgentes pusieron fin a esta etapa. El jueves 20 de octubre de 2011 será recordado como el día de la muerte de Gaddafi debido a los ataques realizados por los rebeldes libios.
Entonces, cabe preguntarse qué ocurrirá ahora tras la muerte de Gaddafi. La respuesta no es fácil, pues hay muchas variables involucradas, pero se pueden elaborar las siguientes conclusiones o hipótesis:
- Con la muerte de Gaddafi se debiese poner fin a la guerra civil libia. Es probable que en los próximos días aún haya algunos combates, pero la lógica indica que la persecución llegue a su fin.
- El país entrará tras la muerte de Gaddafi en una compleja e incierta situación de acefalía política, ya que el Consejo Nacional de Transición (CNT), a pesar de ser reconocido por los libios y por muchos países como el representante legítimo de Libia, tendrá que enfrentar el proceso de reconciliación y, junto a ese, otro aún más complicado, que es el proceso de reordenamiento armónico de los diversos grupos que formaron las fuerzas rebeldes.
- Habrá que poner especial énfasis al mapa tribal, especialmente a las tribus que han apoyado a Muammar Al Gaddafi. La nueva Libia debe incluir, políticamente, a todos los grupos tribales, para así evitar el descalabro.
- La sombra del islamismo adquirirá mayor fuerza tras la muerte de Gaddafi. Primero, porque tras la fuerte represión realizada por Gaddafi, ahora podrán organizarse libremente. Segundo, pues el CNT ya ha anunciado que el nuevo gobierno “se basará en el Islam”.
- El Sahel se convertirá en una zona de gran inestabilidad. Muchos mercenarios tuareg han vuelto a sus países de origen (Chad, Malí y Níger) y ahora se teme que, estando armados, comiencen una nuevo levantamiento tuareg en el Sahel.
- Será interesante ver qué ocurra con las reivindicaciones de los bereberes y con la situación de la mujer.
- Por último, es muy probable que Libia sea uno de los principales ejes en el nuevo Magreb que se está construyendo. Argelia y Mauritania estarían quedando aisladas y en un segundo plano. Respecto a Europa, Estados Unidos y otras potencias, habrá que ver cómo se desarrollan esas relaciones, pero, a priori, apuntan a la cordialidad.
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