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¿Cómo espera la U la final de la Sudamericana?

Ya develado el misterio que representaba Liga como local, la U busca atrapar su primera copa internacional en su casa, el Nacional.

Desde el miércoles de la semana pasada que la U comenzó a preparar el partido de vuelta contra la Liga de Quito. Luego del triunfo como visitante, el primero de un equipo chileno en Quito, el técnico Sampaoli dio descanso de competencia a la mayoría de los titulares que estuvieron en la Casa Blanca –bello estadio que inspira el anhelo de la U de tener su estadio propio- donde que lograron un histórico triunfo que requiere de la ratificación frente a la bullanguera hinchada de la U.

El equipo alterno logró el domingo, en una buena actuación, asegurar el ingreso de la U en las semifinales del apéndice del torneo clausura, exhibiendo el eterno contrasentido para quien superó ampliamente a sus rivales en la fase regular, pero debe partir desde cero nuevamente y con todos los riesgos que significan los arbitrajes en la competencia nacional, ejemplificándolo con las expulsiones de Aránguiz y Osvaldo González recibidas en el último superclásico nacional.

Universidad de Chile

Foto: Lun

Eduardo Vargas es una de las piezas claves en el esquema de la U que enfrentará mañana a Liga Deportiva Univeristaria.

La plantilla trabaja en silencio y descansa, a los jugadores fuera del ámbito futbolero se les ve distendidos como cualquier persona que va en polera y bermudas a comprar al supermercado, casi ajenos a la caldera que será el templo de Ñuñoa en algunas horas.

Con un estadio vendido en su totalidad una semana antes y una afición que intenta hacerse la distraída, esperando que la previa no nos consuma como el pasado jueves feriado, que nos mantuvo en procesión desde el caluroso desayuno.

Algunas dudas que debe manejar el técnico Sampaoli, junto a Beccasese y Desio, son la molestia de Herrera, pues evitó realizar el saque de fondo el domingo para no exigirse a fondo; el planteamiento de Liga que tal vez obligue nuevamente a intentar ganar el partido desde el control del mediocampo, lo que llevaría a priorizar a Acevedo por sobre Castro; o alguna sorpresa en el control del juego que planteen los merengues, que amerite el ingreso de Lorenzetti por sobre Canales brindando más chispa y fluidez en el juego de la U.

Lo que esperamos desde esta tribuna es que la U logre:

Primero, controlar desde el comienzo el partido y al rival con la posesión del balón y atacándolo provocando el retroceso de sus líneas;

Segundo, mantener la férrea y sólida marca sobre las puntas del rival, en especial sobre Barco;

Tercero, sentirnos plenamente locales y jugar con autoridad frente al rival desactivando nuestros wachiturros –Aránguiz, Mena y Díaz- todos sus circuitos y obligándolo nuevamente a tener que proyectarse dividiendo el balón –que es decir tirando pelotazos o centros desde larga distancia-; y

Cuarto, que una vez arriba en el marcador, el equipo se suelte en dinámica y expresión futbolera colectiva y nos llene la panza jugando a uno o dos toques y a los espacios con el mejor fútbol que se puede ver en Chile hoy.

Este miércoles será una jornada de trabajo casi normal, hasta que llegado el mediodía, comenzarán a silbar las decenas o cientos de miles de camisetas azules que impecablemente comenzarán a surcar las calles de Santiago rumbo a la final, en todo el país y fuera de él buscando la sede que mejor los acoja en esta instancia de honor.

No es poco lo que se pide, pero este equipo lo puede dar: paciencia, ya falta poco para el momento de la verdad, el momento azul de la U.

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