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¿Por qué Guarello parece hincha del cacique?

Con el chuncho en crisis de rendimiento futbolístico, el partido del domingo pasado en el pantanal de Macul lleva a la reflexión sobre las evidentes preferencias futboleras del comentarista.

Que la U anda mal hoy y se puede quedar con las manos vacías se sabe hasta en el kinder, pero también que tiene con qué dar vuelta ambas llaves frente a Boca Juniors y Colo Colo porque es absolutamente capaz y competente para hacerlo. Pero ya no depende sólo de ella y se resolverá futbolísticamente esta semana si le alcanza o no con el resto de aire y fútbol que le queda.

Frente a Boca, la U cayó deslumbrada por el entorno boquense y por lo muy bueno puso Boca sobre el Alberto Jacinto Armando de la mano del intratable Román, quién se hizo esperar largos minutos para asomar sobre los latidos de la histórica cancha de Brandsen y Del Valle Iberlucea, mientras los azul y blanco se comenzaban a marear con el despliegue de los palcos y las luces de la Capital.

Guarello

Foto: David Alarcon

A Guarello se le salió el hincha albo que lleva dentro.

El tobogán azul continuó galopante el domingo después del almuerzo familiar con la patética presentación de la U frente a Colo Colo en el Monumental vacío. Si hay algo que no necesita el hincha de la U es que el equipo abra la camiseta y exhiba el pecho frío frente el clásico rival.

Perder por dos goles frente a un local sin público en las tribunas y con dos jugadores menos está en el límite de lo aceptable para el hincha de la U de hoy, evidencia también de haber –algunos jugadores azules- reservado el físico para la revancha frente a Boca, frente al claro amedrentamiento del cacique en el mediocampo y su doble marca sobre ambas bandas.

No en vano perdieron a Ormeño en el primer tiempo -de tal palo tal leña- y después a Paredes, en el segundo tiempo. El tackle deslizante por detrás del bizarro y talentoso zurdo parece haber desequilibrado el razonamiento del comentarista  Juan Cristóbal Guarello quién fue el único que opinó que la patada de Paredes no ameritaba ni siquiera tarjeta amarilla!. El solitario dictamen del escritor no va de la mano con el juego limpio y leal, la cancha estaba embarrada, pero no alcanzó para ensuciar las imágenes.

La apasionada defensa del comentarista pinta para hincha del cacique en estas últimas temporadas, ya que cuando se le sale el indio en ADN Radio no se le atraviesan ni Costas ni Sepúlveda y ni siquiera Mouat.

Otra gema de Guarello para la ocasión, fue su defensa a la decisión de jugar el partido en un campo evidentemente anormal, autorizado por Eduardo Gamboa junior, hecho en el que pesaron las presiones de la regencia del fútbol chileno que no tiene fechas disponibles para extender el torneo.

Tan evidente fue la forzada situación que el árbitro Gamboa no se expuso a ir acompañado de las cámaras a hacer las pruebas de rigor con el balón, en circunstancias que en esa cancha se podía elegir perfectamente las zonas donde suspender el partido y donde autorizarlo. Solamente había que ir al lugar correcto.

El desvirtuado espectáculo sin público y sin disponibilidad de una cancha con las mínimas prestaciones para la expedición del balón no le ocupan a Guarello, quien propone jugar a ultranza pese a la condición climática.

En Colo Colo Unido –jugadores, técnico, presidente y cierta prensa- lo único que valía el domingo pasado era ganar: como fuera, de cualquier modo, defendiendo con dos líneas de cuatro, jugando de contra, pegando patadas, codazos, manotazos y renunciando a su filosofía y piedra fundacional de jugar al ataque como hizo –otrora- el club más popular de Chile.

Pueda ser que algún día llegue el tiempo en que el periodismo futbolero chileno se saque las caretas y exhiba con clase y criterio sus verdaderos colores.

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