• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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La revancha contra Lanús podría haber durado varias horas más y la U difícilmente podría haber hecho la diferencia de goles que necesitaba para eliminar a los granates y seguir con su ilusión en Sudamérica.

La U se mostró agresiva y con un ritmo de juego recuperado, pero consiguió pocas ocasiones claras de gol y si un buen número de aproximaciones a la siempre poblada área rival, donde los visitantes se impusieron a los esfuerzos azules.

Es en este tipo de partidos donde se puede apreciar el real nivel de las “estrellas” de la U o de como se ha repetido hasta la saciedad y de forma errónea “el mejor plantel del futbol chileno”.

Un equipo que no puede con Everton por ejemplo o con la modestia y pundonor de equipos de nuestra segunda división -por más mal dirigido que esté- no puede ser el mejor del país.

Es más, muchos jugadores de esta U 2013 difícilmente tendrían un lugar en un buen equipo argentino como el bien dirigido equipo de los mellizos Barros Schelotto.

Algunos, los que creen que la plantilla azul es de excelencia futbolística, pueden pensar que a Figueroa “le pasaron un Ferrari” y no lo puede hacer funcionar como tal.

Otros, más realistas y corroborado con los fracasos a la vista, pensamos que el paso de técnico chileno-azteca por la U no aportará mucho más de lo poco que ha logrado, acentuado por disponer de una plantilla abundante y hasta generosa con varios seleccionados chilenos.

Después de tantos partidos olvidables y desastres defensivos, ¿qué le queda por mostrar al ahora oculto técnico de la U?

La aspiración azul de hoy es ganar las nueve fechas restantes y descontar seis puntos que la separan de Cobreloa. Un sueño imposible si consideramos la irregularidad de la U y el hecho que aún no ha jugado con los equipos que están ahora por sobre su mediocre rendimiento y que la superan en la tabla.

La pasión azul igual alentará, hasta quebrar la garganta y quedarse otra vez con las manos vacías de logros y con algo de fútbol para recordar entre los dedos.

Poco hay para rescatar del paso de Marco Antonio Figueroa por la U, algunas anécdotas de sus muy cuestionadas relaciones de camarín y exclusiones de históricos que el tiempo se encargará de desclasificar. En lo futbolístico, su enorme fortuna para tener siempre equipo y foco sin ganar nunca nada meritorio.

Finalmente, un clamor azul. Los caballeros tienen mala memoria y saben cerrar solitos la puerta por fuera, ¿el fantasma lo sabrá?