• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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El reclamo del pelao Acosta, como se le llama coloquialmente el Chile, es que siempre se las ha tenido que arreglar con equipos chicos, según él. No partió desde abajo como técnico, sino que desde el sur donde cerró su carrera como jugador en Fernández Vial y Lota Schwager en 1984, profesión iniciada en Huracán Buceo de Montevideo allá por 1969 y que tuvo su etapa de esplendor en Peñarol entre 1972 y 1976, época en que incluso llegó a defender a la celeste.

Su carrera como técnico progresó al conducir a O’Higgins y tener muy buenas temporadas en Unión Española entre 1992 y 1996 situación que lo dejó como alternativa de Azkargorta en la selección chilena que llegó, de la mano de los 23 goles de Marcelo Salas e Iván Zamorano, a Francia ’98.

¿Cómo fue Nelson Acosta como jugador?

Jugaba de volante central en la época que el tradicional volante de contención o “6” –en Chile- se las tenía que arreglar en solitario parado delante de la línea de zagueros. Así llego a Chile, a jugar por O’Higgins, alternando o como suplente de Eduardo Bonvallet, para alcanzar pública notoriedad por haberle botado cuatro dientes y fracturado el maxilar a Francisco Las Heras en una “intensa” definición de liguilla 1978, eliminando a Unión Española y clasificando a la Copa Libertadores.

Entonces los relatos y comentarios incendiaron las transmisiones radiales y redacciones del periodismo deportivo: se escribió que Acosta estaba de más en el país y que nadie lo extrañaría en Chile cuando el propio Abel Alonso, Presidente de la ACF acudió a encararlo en el triunfador camarín rancagüino.

La frágil memoria colectiva, los fracasos y recambios directivos, y la enorme generosidad del medio chileno hacia los extranjeros permitió que catorce años después Nelson Acosta llegara a la banca de los hispanos! y después tomara el mando de la selección chilena.

Una de las épocas de guapos que ha tenido el fútbol, donde los volantes y defensas más que aguerridos eran de estilo violento, literalmente “de corte”. Por ejemplo a comienzos de los setenta en la contra del carbonero –por Nacional- jugaba de volante central Julio Montero Castillo, un nombre cuya sola mención provocaba escalofríos en las canillas de volantes y delanteros.

Acá les presentamos un video que pone a don Nelson en la línea de lo que jugaba Jorge Pellicer en la misma función y a quién hace unos días en televisión tildó de ‘tronco’ -con ocasión del merecido y esperado por décadas segundo título de Huachipato- poniendo en duda sus condiciones como futbolista y recordando el paso de ambos por los hispanos el ’92.

Don Nelson era de la misma cuerda, pero rioplatense como se aprecia al final del video de la Copa Atlántica 1976. Tal vez un luchador Pellicer no se comía un enganche completo de zurda de Rivelino en una jugada que termina en gol.

En la previa de su retiro en El Naranjal en San Vicente de Tagua Tagua el pensamiento de Acosta vuela en plena libertad y cada vez que puede recuerda a quien le escuche que nunca en Chile se le dio la oportunidad de dirigir a un equipo grande de verdad.

¿Tendrá a la U entre sus aspiraciones? El incierto futuro de la banca de la U en los comienzos de Franco le permite soñar.