• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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El denso ambiente post partido en el camarín de Audax debe haber estado como para cortarlo a rebanadas, los consabidos secretos de camarín tardan, pero siempre salen a la luz.

El retrato del difícil momento y una calentura que emanaba a borbotones como lava caliente desde el arco verde: el calamar Sánchez que no se banca la goleada y que pudo alcanzar cifras aún más expresivas. Hizo todo lo que pudo, fue uno de los mejores en la cancha y le alcanzó para un 0-6 –gatillado por Ruidíaz (87’)- cargando fuerte los dados hacia su débil defensa.

En ella el experimentado –y ex azul- Carlos Garrido que las emprende a gritos sentado, humillado, golpeando el pasto con furia en el fondo del arco bajo la red luego del quinto gol (63’), el que escucha los iracundos reclamos al oído es Sebastián Silva quién llegó de apuro también.

Foto: Marco Muga

Rodríguez fue la gran figura de la goleada azul.

Ese buen proyecto nacional que es Lucas Domínguez y que tuvo una tarde floja se queda abajo en el salto con retención -al estilo de air Jordan- de Matías Rodríguez en el segundo (17’), trató vanamente de detener a la U pero siempre se encontró con la inferioridad numérica, presente en todo el terreno y casi todo el partido.

Evidentemente, la U y Audax están en estadios distintos: la U aspira a todo y se le evalúa además del resultado por el rendimiento en cancha, y Audax a que aspira? a seguir promocionando jugadores para generar gananciales mientras vegeta en primera división. A diferencia de la U, los verdes ya saben lo que es ir a jugar la Libertadores para encarecer su equipo y resarcirse a medias con la venta de Di Santo.

La U tiene el segundo presupuesto del fútbol chileno y va por más: el discurso dice que buscará talentos no solamente en Chile sino que donde aparezcan en Sudamérica con los ojos y los oídos atentos de Diego Rivarola. Planifica sus inversiones y las muestra con un espléndido CDA, pero es desprolija en términos contractuales permitiendo –por ejemplo- que los representantes hagan su pasada con Canales, quién no tenía una cláusula de rescisión efectiva permitiéndosele partir ávido de más dinero.

El sábado la U volvió a rendir física y futbolísticamente como lo hizo el año pasado pero con la generosidad y entrega de Albert Acevedo para parchar de líbero y una línea de cuatro en equilibrio dinámico: es la línea de tres del 2011 pero recargada con el ida y vuelta generoso, el tranco incansable, demoledor y atacante de Matías Rodríguez por la derecha, quién anotó otros dos goles (6’ y 55’).

El notable rendimiento de Matías se frena en la lucha por entenderse cuando se encuentra con Junior Fernándes, quién anotó el quinto (63’) y asistió con fuerte centro para el tercero de Mena (por fin!, 40’). Por la derecha entre ambos -con algunos tropezones, pero con goles- están supliendo hoy lo que la U perdió con la partida de Eduardo Vargas a hacer banca al Nápoli.

Arriba, Lorenzetti, las hace todas. Es nueve y medio pero volanteando, enseñándole a Morales como se debe jugar en la U si recibe esa responsabilidad: a uno o dos toques, rápido al pie o al espacio, hacia atrás buscando seguridad, hacia las bandas para desbordar o hacia el corazón de la zaga rival siempre intentando lastimar. Simple de decir, difícil de ejecutar bien.

La U no dependió de un centro delantero que aumentara la cuota de goles, pero también lo necesita. Angelo sigue sumando minutos y experiencia, seguramente se consagrará y partirá, como en Audax también es un destino común para la U. Los jugadores azules como las olas: asoman, crecen y revientan, soñando con emigrar y dejando al ojo del hincha pobre buscando a otro a quién admirar.

La U está en sintonía con lo que se necesita en el torneo local y tendrá una semana de pits para descansar de los viajes, trabajando duro en el CDA y planificar el encuentro con Unión Española –ahora en similar exigencia-, la visita a la complicada cancha de Unión San Felipe y recibir a Peñarol por la Libertadores.