• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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Esta semana se rindió un merecidísimo homenaje a Manuel Pellegrini por parte de la Corporación de ex jugadores de la U, “Románticos Viajeros”. Una cita para el reencuentro del internacionalmente exitoso entrenador chileno con su partner, profesor y mentor del juego como zaguero de la U en los años setenta: don Alberto Quintano.

El gusto de apreciar este reencuentro y otros junto a viejas y también recientes glorias azules de todos los tiempos, corrió por cuenta de Diego Rivarola, hombre que preside la gremial de los ídolos y cracks azules, una instancia creada este año y que lentamente ayuda a reencantar el afecto de la hinchada azul, algo distanciada por los tiempos y curiosamente por los potentes medios de comunicación social que disponemos hoy. Ayuda, el reconocimiento oportuno, a mantener esa corriente de afecto invaluable de todos los que sentimos y llevamos en el corazón amor imperecedero por la U.

Que alegría comprobar la emoción de Pellegrini, o “el Pelle”, quien no olvida sus colores después de tanta historia transcurrida, incluido el paso por otros equipos nacionales como entrenador, pues nunca vistió otra camiseta como jugador, salvo la de la selección chilena, para después continuar su tranco seguro con la frente siempre en lo alto por las ligas de Ecuador, Argentina, España e Inglaterra. Tal vez nunca imaginó don Fernando Riera la escuela de técnicos que iba a dejar en el fútbol chileno y particularmente en la U, sembrada durante su también extensa carrera como técnico.

Hasta antes de lo que lleva transcurrido el presente siglo era, precisamente, Alberto Quintano uno de los máximos referentes azules, por su trayectoria nacional e internacional, como jugador y técnico, e irrepetible estampa como un real señor del fútbol, uno de los mejores zagueros centrales de la historia e indiscutido a la hora de hacer dupla con don Elías Figueroa, palabras mayores de nuestra valiosa historia futbolera.

Ellos encantaron juntos la zaga central de la U, en esos años que el título nacional se nos hizo esquivo por tanto e interminable tiempo y que estuvo a la mano hasta la tarde del penal en Coronel para inclinar a la U en la meta del campeonato frente al mejor Cobreloa de la historia y uno de los mejores equipos del fútbol chileno de todos los tiempos.

Tal vez la vida no nos de la posibilidad de ver el reencuentro de Manuel, o de Alberto, en la banca de la U, tal vez tampoco sea justo exponerlos al escarnio y maltrato del hincha, pero siempre estarán en nuestra memoria, cariño y buen recuerdo por lo que dieron como jugadores de gran trayectoria en la U.

Algo que solamente entienden quienes, repito, llevan con respeto a la U en el corazón.