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La U después de Sampaoli y él mismo después de la U

Finalmente el exitoso técnico casildense se aleja de la U para asumir la selección nacional chilena.

Uno nunca sabe para quién trabaja, en este caso el popular dicho tiene relación con lo que ocurrió en la U desde que Sampaoli irrumpió en el medio nacional de regreso después de una irregular experiencia en O’Higgins.

El éxito de Sampaoli en la U lo puso en vitrina mundial y permitió al pequeño técnico hinchar el pecho y, en definitiva, fastidiarse por el costo que debía pagar por su éxito azul: que le vendiesen rápidamente a sus mejores jugadores.

Así, antes de la caída de Borghi les había mandado recadillos a sus jefes por la prensa señalando que debían tener un proyecto común y contar con jugadores que respondieran al nivel de las exigencias o ambiciones azules.

Sampaoli U

Foto: Marco Muga

La rodada cuesta abajo de Borghi en la selección chilena provocó que la opción de Sampaoli a cargo de “la roja” fuese una de las más realistas de recambio para la dirigencia de la ANFP, fundamentalmente por su perfil triunfador, su sistema de trabajo que guarda similitudes en filosofía y practica con Marcelo Bielsa, sin hacerse cargo que Sampaoli no tiene experiencia en el campeonato que le tocará ahora jugar: las clasificatorias a un mundial de selecciones, además, en el tramo final de siete partidos por jugar.

El fracaso de Borghi le dio la opción a Sampaoli de salir de la U dejando la bandera relativamente en alto por los cuatro títulos logrados –tres locales y uno internacional- en dos años de trabajo.

Un equipo agotado

La frágil memoria se hará cargo de la imagen final del equipo agotado y cansado, falto de ideas y recursos futbolísticos en la cancha que arrastraba su agonía iniciada en su eliminación frente a Boca por la Libertadores, la frustración de la Suruga Bank Cup, un baile premonitorio recibido de Unión Española en la fase regular del Clausura, el efectivo samba propinado por Sao Paulo y el tiro de gracia precisamente de los hispanos eliminándonos del Clausura 2012.

Remarquemos: eliminados en semifinales de la Libertadores vociferando que se va a aganar, derrotados en Japón, eliminados en cuartos de final de la Sudamericana ya con ínfulas algo depreciadas, pero igualmente engreídos en una plantilla aburguesada y eliminados en cuartos de final del torneo Clausura doméstico. Así nos dejó Sampaoli, al menos el 3-0 sobre la U penquista permite razonablemente apostar que seguiremos en luchando por la Copa Chile 2012 y el cupo que entrega a la Sudamericana 2013.

La verborrea del casildense sobre lo bien que estaba en la U, su reconocimiento a la hinchada y alma de la U, su gente, y sus deseos de permanecer en el CDA mientras recibía atento igualmente ofertas postergadas desde el exterior no pasaron de ser palabras de buena cortesía hacia la gente de la U y es lo más parecido a lo que hizo Julio Iglesias en sus tiempos de éxito total en Chile proclamando con la excitación del momento que a su hijo le pondría el nombre de Chile.

Lo concreto es que se iba si no gozaba de un plantel estelar 2013 y sin que el mismo se equivocara autorizando millonarios fiascos de contrataciones como los casos Pérez García, Morante y Civelli u otros menos onerosos como el de Pedro Morales, un jugador que en su expresión futbolística no se adaptó nunca al sistema de juego de Sampaoli.

Ahora al hincha de la U puede que tenga en suerte volver a las alegrías que en su epílogo no le entregó Sampaoli, dependerá del ojo y recursos de los directivos disfrutar nuevamente de la esencia del juego azul: jugar ofensivamente y ganar.

Sí, ganar, porque no hay en el fútbol nada más importante y sustentable que el triunfo, difícilmente Sampaoli podría haberse sostenido en la U repitiendo un semestre como el que acaba de finalizar, sustituyendo triunfos por empates en el torneo doméstico por una calendarización que en definitiva no hace las diferencias abismales que existen entre nuestra alicaída competencia doméstica y el primer mundo futbolístico.

Lo que viene para Sampaoli

El futuro de Sampaoli, a diferencia de otros, lo veo bastante incierto. Él mismo trasunta cierta dosis de inseguridad con su viaje a Europa a encantar en un cuerpo a cuerpo a veleidosos e inmaduros jugadores en una mesa de algún café explicándoles como pretende que jueguen bajo sus órdenes en la selección.

Ahora no le van a vender los jugadores, pero puede que no estén todos en disposición de trabajar exigentemente, en especial con el término de la temporada europea de mitad de año, donde los cotizados jugadores chilenos se juegan sus ingresos futuros.

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