• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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Lejanos suenan los reclamos caleranos por haber perdido la localía. El aforo máximo permitido por la coordinación de las autoridades y el interés económico en acceder a un mejor borderó fueron los detonantes para salir del municipal Nicolás Chahuán del elenco rojo, rumbo a una plaza de grato recuerdo: Sausalito. Qué dirían si no pudiesen jugar de local como lo hizo la U el año 2010.

Hace mucho, en 1970, Unión La Calera resultó último por el torneo provincial y en la segunda fase -época aún de las 25 provincias chilenas- que agrupaba a ocho equipos en la zona Metropolitana y a otros diez provincianos: se trataba de una inspiración dirigencial de la época en la ACF, basada en el torneo metropolitano y nacional argentino de entonces que permitía ahorrar en costos de transporte y alojamiento a los clubes de Santiago jugando entre sí.

Por la zona Metropolitana un devaluado Palestino, que incluso había derrotado al cacique 1-0 –campeón de esa temporada-, finalmente ocupó la última posición en la zona B, por lo que debió definir ante los cementeros, un mero trámite luego de ganar en la ida en Calera 3-2 que se complicó para los tricolores al caer sorpresivamente 0-4 en el partido de vuelta.

Foto: El Mercurio

Universidad de Chile venció por dos goles a cero en su visita a la Quinta Región donde enfrentó a Unión La Calera por la fecha 12 del Torneo Nacional de Fútbol.

Viña del Mar fue la sede de la cruel definición por el último puesto, época en que los jugadores perdedores lloraban el drama del descenso de su equipo acompañándolo a su derrotero en el ascenso. El empate 1-1 salvó a Calera y pudo seguir en primera división cuatro años más. Los viejos caleranos lo rememoraron este fin de semana yendo a jugar a Viña con el recuerdo de haber provocado el descenso de los baisanos.

En un mejor campo de juego, Calera debería haber mostrado las bondades de su fútbol, escasamente apreciable en la cancha. La U, con un mediocampo de cuatro hombres de quite (Aránguiz, Seymour, Díaz y Mena) restó vértigo al juego azul controlándolo. La apertura de la cuenta corrió por parte de Marino (32’): luego de un rebote en el vertical cementero, el surgentino controló de abdomen y su derechazo afortunadamente pasó rumbo al gol entre las piernas del arquero.

Pronto, a los 39’ fue expulsado el volante cementero Ramón Fernández por un planchazo tan innecesario como evidente dejando a su equipo en inferioridad numérica. Hecho que indudablemente condicionó el trámite del partido y que permitió a la U ganar sin redoblar los esfuerzos.

La cifra de cierre del marcador para la U -en una soleada tarde que por momentos invitaba a la siesta sabatina, se jugó a las 15:30 hrs.(!)-, llegó promediando el segundo tiempo: Canales inventó una jugada encarando por la derecha ganando dos balones divididos, corrió con todas las ganas luego de haber saltado desde la banca dos minutos antes, en el segundo cruce desairó al arquero Giovini eludiéndolo fuera del área, con el arco descubierto, pero sin ángulo de tiro, cedió a Puch (65’), quien convirtió su noveno gol para liderar la tabla de goleadores.

Ahora la U está a largos cinco puntos del líder pretendiendo achicar esa desventaja antes del clásico frente a la UC. Con un fixture difícil tampoco se puede impedir que el pueblo azul se ilusione. Alternativamente, los esquivos playoffs podrían acercar un lauro al palmarés si logramos alcanzar la regularidad de rendimiento y la anhelada solidez defensiva.

En la U hay expectativas de ingresos en Azul Azul. Podría facturar a fines de este semestre por las ventas de un valorizado Puch y el luchador Seymour, generando eventuales recursos que tonificarían los resultados financieros del año 2010 publicados el pasado lunes 11.

Las abundantes notas justificativas contrastan con la muy escueta información de la situación financiera consolidada. Se supone que el negocio de los inversionistas en la U y los derechos de concesión adquiridos son rentables, algo que no se desprende con claridad en la citada publicación, con abundante letra chica. Una curiosidad.